“Quiero ser” es
el nombre del talent show de moda
que han estrenado esta semana en Telecinco,
un nombre que no aclara qué es lo que quieren ser las protagonistas, pues
parece que más que soñar con dedicarse al mundo de la moda, luchan por hacerse famosas a toda costa. Un talent
donde no hay talento busca a la mejor influencier de moda en un programa en el que la moda no es más que un asunto
secundario de su desarrollo.
El estreno fue el martes y los datos de audiencia no son
nada favorecedores, por lo que se ha decidido pasar la emisión a Divinity. Pienso que este cambio es
acertado para tratar de proteger un formato con un enfoque erróneo.
Tras el final de Supervivientes
2016, los amantes de los realities nos quedábamos un poco huérfanos,
televisivamente hablando, hasta que se estrenase la futura edición de Gran Hermano y vimos en “Quiero ser” la posibilidad de pasar un
verano entretenido, viendo cómo unos jóvenes que aspiran a dedicarse al mundo
de la moda aprendían de ella y pudiesen llegar a convertirse en un referente
para muchos.
Pero tras ver el primer programa completo y trozos del
segundo y el tercero, sólo puedo decir que, incluso, me cuesta entender cómo se ha dado luz verde a este formato con el
planteamiento que se ha presentado.
En las participantes no veo ilusión, constancia, superación,
ni ganas de luchar por el sueño de querer
ser modelos, bloggers, influenciers o como le queráis llamar al asunto, lo
que veo es ego, prepotencia, falta de compañerismo y ansias de protagonismo
para conseguir su verdadera meta. Quieren
ser famosas a toda costa, siendo la moda la vía de acceso que se les ha
abierto para la obtención de su fin, como podría haberlo sido un trono en ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’.