Nunca me había pasado esto. Siempre que acaba una edición de
Gran Hermano me invaden muchas
emociones como la melancolía, la
tristeza, la alegría, las ganas de más… este año siento algo que nunca
había sentido ante el final de una edición: Alivio. Necesitaba que GH 17
llegase a su fin. Eso no quita que han sido tres meses compartiendo muchas horas de mi tiempo con unos
concursantes a los que anoche me tocó despedir con cierta pena, pero lo hago deseándoles lo mejor a todos. A los 20.
Dándoles las gracias por haber sido valientes y generosos al querer
compartir parte de su intimidad con todos nosotros. Y estoy muy orgulloso de
haber apoyado a Laura, Pablo, Candelas,
Bárbara, Adara y Meritxell. Ellos han sido mi GH 17. Ahora bien, GH 17 es más que ellos, y no hablo sólo
de los concursantes, por lo que ha sido una despedida necesaria para desearle a un formato que amo el descanso y
la rehabilitación que se le debe dar, porque la audiencia este año ha
tomado muchas decisiones pero la más importante, y dura al mismo tiempo, ha
sido apagar la televisión para convertirla
así en la menos vista de su historia.
En datos objetivos ha sido la peor edición. Algo ha fallado para que la audiencia la haya
rechazado y haya decidido no verla. Hay que estudiar bien todos los
acontecimientos y tratar de corregirlos. Considero que GH 18 tiene que pisar más fuerte que nunca y nos tiene que calar a
los espectadores para que vivamos el sentimiento absolutamente opuesto,
convirtiéndola en la mejor de su historia. Este formato tiene un rodaje hecho,
pero no rueda solo. También necesita mimos,
esfuerzo, trabajo, innovación y sus espectadores necesitamos sentirnos
escuchados.
En datos subjetivos,
es decir, desde mi opinión no creo que
haya sido la peor edición. Tampoco pienso que haya sido de las mejores. Si
hago un ranking, situaría GH 17 en
cuarta posición empezando por la cola, es decir, hay tres ediciones que pienso
que han sido peores que la actual, sin embargo, 13 la superan. Y no la sitúo
como la peor gracias a que hemos tenido algunos
participantes que han impregnado vida a la emisión en directo del 24 horas
y eso me ha hecho disfrutar en muchas ocasiones de lo que sucedía en la casa.
También debo decir que la recta final ha
sido agónica y sí la peor que recuerdo en su historia. Hay participantes
que han sido auténticos salvavidas
para una edición que me ha transmitido inseguridad
y constante miedo de naufragio.
Ahora bien, mi valoración es global incluyendo a esos concursantes que han dado luz a la
penumbra entre la que intentábamos ver Gran
Hermano con dificultad. Y es ahí donde está para mí el problema. Quizás, Gran Hermano 17 no ha sido la peor edición
del formato pero sí la edición peor organizada. Y eso la ha convertido en
la peor para muchos. Se han cometido muchísimos errores. He tenido la constante
sensación de que el equipo era nuevo
porque me parecía increíble que se tomasen determinadas decisiones en un
formato que deben conocer a la perfección, después de casi 17 años. Y, por supuesto,
no hablo sólo del presentador aunque lo incluyo.