En el post de hoy vengo a dar un tirón de orejas al equipo de casting de Gran Hermano. Muchas veces
he aplaudido su labor, por el fantástico trabajo que hacen, pero hay veces que
se equivocan, pues concursantes que en principio parecen fantásticos se
deshinchan dentro de la casa. Es cierto que esto es algo difícil de ver, al
conocer a las personas individualmente y no verlos sometidos al encierro del
concurso hasta que entran, pero con la entrada de Ricky han recaído en el error que hoy vengo a exponer, y que espero
que se remiende para GH 17.
Sabéis que soy un apasionado
de este programa y que no critico por placer, todo lo contrario, me molesta que las cosas en Gran Hermano no
salgan bien, me apena, porque le tengo mucho cariño a este reality y no me
gustaría que pudiese desaparecer, pero,
lamentablemente, la presencia de determinados concursantes entorpece el
desarrollo del concurso, estancan las tramas, aparece un GH artificial que empobrece
la esencia que tanto nos llena y, como consecuencia, es patente el riesgo de perder seguidores. Los fieles
nunca dejaremos de ver Gran Hermano
porque todo lo que sea GH nos va a gustar, a veces nos apasionará y otras sólo
nos entretendrá, pero al fin y al cabo ahí estaremos… pero no todos los espectadores son fieles.
No sé por qué razón el equipo de Gran Hermano ve tan necesario introducir concursantes tan básicos
como Suso y Ricky. Si no teníamos
suficiente con Suso y su trama con Raquel y Sofía meten a Ricky para monotematizar la trama, tenerlo
como complemento y que se siga hablando de este intento desesperado de tener
una carpeta.
Las relaciones de parejas son importantes en Gran Hermano, claro que sí, a los
espectadores nos gustan, sobre todo cuando son reales, hay sentimientos y pasión. Por si no había caído el equipo,
me gustaría explicarles que de lunes a viernes, todas las mañanas, hay un
programa de televisión que se dedica a vender carpetas artificiales. Chicos y chicas con ansias de fama van a un
plató de televisión para “buscar el
hamor berdadero”, como diría mi Gato
preferido. Hay mucha gente a la que le gusta, puede ser divertido ver cómo jóvenes de gimnasio, sin mayores
aspiraciones en la vida, discuten para conseguir que el o la tronista de turno lo elija para
abandonar el programa con él y que después la relación dure un suspiro para
conseguir ser él o ella el siguiente tronista, lo entiendo, pero ese programa
se llama “Mujeres y Hombres y Viceversa”,
no “Gran Hermano”.
Suso, Sofía, Ricky y
Raquel. Parece que este año no se puede hablar de otra cosa, parece que lo
que ellos hacen es “dar juego”…
resulta que ahora el juego en Gran
Hermano se limita a buscar desesperadamente una carpeta. Yo me niego a
pensar que este es el GH que nos
espera de aquí en adelante, me niego a entender esta evolución en el formato
porque Gran Hermano es mucho más que
esto.
Esta edición hay concursantes que me gustan más y otros que
me gustan menos. Entre los que me gustan, ninguno
despunta como favorito y algunos me generan dudas, cosa que no debería ser
así llegando casi al ecuador del
programa. Me encantaría desvivir mi
defensa por algún concursante, como he podido hacer otros años con
participantes valientes, arriesgados,
dispuestos a compartir toda su realidad con el público, estrategas,
apasionados, jugadores y personas. Este año no encuentro este tipo de
concursantes, no encuentro a nadie con quien empatizar y sentirme identificado,
no encuentro juego, garra, riesgo… y sobre todo me cuesta ver VERDAD, una base en Gran Hermano. Algo que sí es justo
decir es que esta edición pocos concursantes son “muebles”, pero muchos de ellos son personajes secundarios incapaces de tener una trama por sí mismos.
Podría tener mis esperanzas puestas en la repesca, para que volviese un
concursante con los errores aprendidos, como Quique, a poner las cartas sobre la mesa, a sentir Gran Hermano como sólo un apasionado de
este programa puede sentirlo, con cariño
y respeto, a ser estratega y jugar. Pero ahora resulta que a este tipo de
concursantes lo llaman “mueble”, sin
serlo, por lo que dudo mucho que llegue a regresar a la casa.
La vuelta de Maite
no niego que sea divertida, desde
luego sería desmontar Guadalix en
medio minuto, pero dudo que durase dentro de la casa más de dos semanas, y
volvería a ser un espejismo, como lo
fue el estreno de la edición. Además, cierto es que Maite absorbe un protagonismo que no favorece al grupo para el
beneficio del desarrollo de otras tramas,
aunque tampoco hay muchas abiertas..
La otra opción es Raquel,
una chica que parece que no va a aprovechar esta segunda oportunidad para
aprender de sus errores. La que pedía kleenex
y psicólogos ha vuelto con el teatro
victimista que se le da tan bien, el de llorar sin lágrimas. Bueno, también
ha sumado a esto una defensa irracional hacia el machismo de Suso y un desprecio apabullante hacia Han, al decir que nunca ganaría el programa un chino, gay, de bazar.
La opción ninguno
sigue compitiendo, el que no lo hace es Muti
que recibió un 2% de apoyo por parte
de la audiencia para regresar a la casa.
Sin más me despido, con mal
sabor de boca y esperando que estas palabras puedan ayudar para resolver errores que después de casi 16 años de
bagaje no deberían cometerse.
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