Suso y Raquel distorsionan la esencia de Gran Hermano

El concepto de telerrealidad que anoche reivindicaba Jordi González en El Debate, como también lo hacemos muchos espectadores, desaparece con concursantes como Suso y Raquel, que dejan de actuar naturalmente para guionizar sus actos con la intención de provocar una repercusión mediática.

Con esto no quiero decir que se les haya dado un guión, sino que ellos mismos actúan con el foco puesto en sacar la mayor rentabilidad económica a su paso por el programa y si para ello deben fingir, fingen, pues no tienen reparo en hacerlo. El problema está en que Gran Hermano es consentidor de lo que está sucediendo, por incentivarlo en El Debate.

Llevamos tiempo hablando de la poca naturalidad con la que se ha movido Raquel dentro de la casa y de cómo Suso iba agarrándose a toda la polémica que pudiese vender para tratar de convertirse en uno de los mayores protagonistas de esta edición. Incluso, hemos visto como Suso ha despreciado e insultado el formato del que ha decidido ser parte y a sus espectadores, además de asegurar que lo único que buscaba era dinero.

El dinero es importante, no lo niego. También os aseguro que entrando a Gran Hermano, si no ganas el premio, te llevas un importe muy pequeño, y más si comparamos el dinero que mueve este programa de televisión con lo que reciben los concursantes. Con esto no quiero decir que haya que pagarles más, ya que es un concurso, luchan por un premio en metálico final y yo no entro en valorar cuánto deberían cobrar por participar del juego, pero los concursantes saben que, si lo que buscan es dinero, lo van a encontrar fuera de la casa, recorriéndose las discotecas de España haciendo bolos, sentándose en platós de televisión o tratando de concursar en otros realities donde el caché sea más elevado porque ya no entrarían como anónimos. Y esto es lo que provoca que nos encontremos el teatro que ha aparecido sin filtro esta edición y hacia el que no se está tomando ningún tipo de medidas.

En años anteriores se castigó muy duramente a concursantes que utilizaron Gran Hermano para vender una ficción que les repercutiría un impacto mediático para ganar dinero. Los casos de Julio y Flor de GH 12 o de Danny y Eva en GH 14 fueron tajantes, siendo expulsados de la casa y vetados en los platós. Esta es la medida que se tiene que tomar ante este tipo de concursantes.

Suso y Raquel estaban ayer vendiendo su ruptura, o más bien cebando su ruptura en el plató de El Debate, ya que contar, contaron lo mínimo, cosa que también agradezco porque su vida fuera de la casa me importa entre poco y nada. Les faltaba colocarse en la frente un cartel luminoso que dijese: “SE BUSCA UN DELUXE”. Y, bajo mi punto de vista, lo más lamentable es que el programa lo consienta y que sitúe, por encima de la vida en la casa, la pantomima que nos quiere vender la pareja más artificial e interesada de la historia de Gran Hermano. Todo esto resquebraja cada vez más la esencia del programa e instruye a futuras generaciones a hacer lo mismo con el fin de tener un protagonismo y ganar dinero.

Otra que parece que camina en la misma dirección es Amanda que ahora resulta que ha roto con su novio y se ha dedicado a hacerlo público por todo tipo de vías posibles, desde redes sociales a el mismo plató. La razón que daba para haber roto la relación es que el chico quería un protagonismo que ella no le quería dar… claro, y por eso, ahora que se ha convertido en su ex le da el protagonismo que jamás quiso darle, hablando de la ruptura. Cada cual que haga lo que quiera y que aproveche la fama que le da el programa de la manera que crea conveniente. Yo, desde luego, pienso que esta no son las formas, pienso que enturbia mucho la realidad de G.H. y creo que si los concursantes quieren hacerlo debe ser fuera de los programas relacionados con Gran Hermano, pero si se les consiente que actúen así ellos no van a frenar por sí mismos la maquinaria de la fama fácil.

Anoche, una vez más, Quique fue mencionado reiteradamente por el expulsado. Lo acusan de no ser nadie pero no son capaces de quitárselo de la cabeza ni cinco minutos. Eso lo único que demuestra es que Quique ha sido un grande de GH 16.

Yo sólo puedo pedir al equipo de Gran Hermano que para la próxima edición se recupere la verdad en el programa. Quiero participantes con ganas de vivir la experiencia, que respeten el formato, que hagan análisis inteligentes, dispuestos a jugar y a divertirse, empeñados en vivir y hacernos sentir al público, y pido una organización severa que penalice todo lo que atraviese las normas del concurso. Este año lo estoy echando de menos. Está siendo una edición distinta, que también nos está regalando grandes momentos, pero de la que creo que se debe aprender mucho para no recaer en errores que se están cometiendo y resquebrajan los cimientos que nos enamoran de este programa.