Hoy quiero desahogarme respecto a cómo siento que están destruyendo a martillazos los cimientos de
Gran Hermano. Creo que será la
última vez que lo haga esta edición y empezaré a asumir que están inventando un formato nuevo, intentaré
disfrutar de él las pocas semanas que quedan de concurso y rezaré para que rescaten nuestro Gran Hermano, el que
nos enamora, en GH 17.
Vamos por partes, empezaré hablando del río de información del exterior que reciben continuamente los
concursantes, algo que me parece totalmente innecesario porque modifica la
conducta del grupo, no les permite actuar libremente y se rompe de forma
radical un pilar fundamental para que Gran
Hermano pueda llamarse así, el aislamiento.
La semana pasada, en la gala de expulsión de Marina, Quique se acercó a abrazarla en su entrada a plató y le dijo que
saludase a Ivy y Carolina, nada más.
Cuando Mercedes Milá se enteró de lo
sucedido lo abroncó duramente, incluso haciendo referencia a que él conoce este
programa muy bien. Me pareció un ataque desproporcionado y fuera de lugar hacia
Quique, como si él la hubiese puesto
al tanto de algo que no conocía o la hubiese alentado a hacer algo que no
quería, cuando simplemente le aconsejó algo que se encuentra dentro de las
bases de la educación de toda
persona, el saludar a tus compañeros de concurso.
Siempre defenderé que el expulsado llegue de la forma más
pura a la silla de entrevistas y, por supuesto, que dentro de la casa no se
reciba ningún tipo de información del exterior, pero para hacer una crítica,
como la que Mercedes hizo a Quique, el programa debe estar limpio
de ella, y este año no es así. La semana anterior vimos cómo la madre de Suso exigía a determinados concursantes que no saludasen a su hijo,
y con esto considero que se le estaba dando más información al expulsado
que con las palabras de Quique, sin
embargo, no se censuró. Por otro lado, la propia Mercedes Milá, en diversas ocasiones en esta edición, ha enviado
información del exterior a la casa, por ejemplo, con el propio Quique, cuando hizo referencia a que él
había comentado que quería sentarse en la sala de expulsiones junto a Suso, lanzándole un órdago que lo puso
entre la espada y la pared y pudo cambiar el rumbo del concurso en una decisión
tan importante como una salvación, o, por poner otro ejemplo, cuando felicitó a
Han por ser un gran cocinero. Algo
que también me gustaría destacar es que Quique
le hizo un pequeño comentario a Marina,
concursante que ya estaba expulsada,
sin embargo, todo lo que se arroja dentro de la casa se hace con concursantes que aún se están disputando el
premio final.
Pero vamos más allá, porque estos comentarios o momentos
podríamos decir que son anecdóticos. Si se aboga por que los concursantes no reciban ningún tipo de información del
exterior, como ha sucedido otros años por ser una base de este reality, no
entiendo por qué no se censura a los expulsados que se despiden con mensajes en clave, previamente
pactados, y se les consiente que hagan daño con la información recibida en las
entrevistas; no entiendo por qué se les presentan imágenes de su paso por la casa minutos antes de la expulsión,
imágenes muchas veces descompensadas en las que, incluso, se ve lo más privado,
el confesionario, las cuales,
además, son un privilegio para el
nominado que se salva, ya que regresa a la casa con una información que no posee
el grupo; no entiendo por qué se permite que los familiares entrasen en la casa y en los encuentros diesen
abiertamente datos de lo que estaba
sucediendo fuera y se les emitiese al grupo de participantes las nominaciones a la cara que fueron una fuente cristalina de lo que se está
criticando de ellos; no entiendo por qué no se penalizó a Raquel por todo lo que contó de fuera
de la casa tras su repesca, sino que se la premió con una hora sin cámaras donde pudo decirle a Suso mucho más; no entiendo
por qué se ha consentido que un familiar
o amigo pasase la noche en el apartamento con un concursante; no entiendo por
qué se emiten dentro de la casa alegatos
que hacen los ex concursantes en plató, en los que se les pide que no den
información del exterior pero, sin embargo, lo hacen e incluso mencionan
vídeos que hemos visto fuera; en definitiva, no entiendo por qué se están cargando la esencia de Gran Hermano.
Pasando ahora a hablar de la arbitrariedad con la que se establecen las normas del juego tengo
que decir que ayer también estallé, por cómo se inventaron el juego de “La Caja”. Este juego se presentó
diciendo que el concursante que consiguiese abrirla se convertiría directamente en finalista y que si alguien la rompía
esa posibilidad quedaba totalmente descartada. Enseguida hubo que matizar las
normas, ya que Suso rompió la caja
nada más cogerla y no se extinguió la posibilidad de continuar con el juego,
todo lo contrario, se sustituyó por una réplica, introduciendo el matiz de que
para acabar con el juego debían romperla intencionadamente.
Ayer, Han abrió
la caja. Dentro de ella encontró el papel que ponía “¡ERES FINALISTA!”, sin embargo, hay otro cambio en esas
normas, ahora resulta que Han es lo
mismo que ya era, por haberse salvado de la nominación el pasado jueves, semifinalista. Por lo que sólo hubiese
sido un privilegio si lo ganase uno de los nominados, pues lo salvaría
automáticamente de la expulsión, porque el próximo jueves se abren las líneas en positivo.
El año pasado se hizo una mecánica parecida. Quedando siete
concursantes dentro de la casa se abrieron las líneas en positivo, pero esto no
implicaba que esos concursantes fuesen finalistas, porque ser finalista significa llegar al final del concurso, en este caso
las afortunadas fueron Yoli, Alejandra y
Paula, pero no Azahara, Hugo,
Jonathan y Juanma, aunque para ellos también se abriese la votación para
ganar, en positivo.
A partir del jueves, la audiencia podrá empezar a votar por
su ganador e irán saliendo de la casa los que menos votos reciban. A mí el
juego de la caja no me ha hecho ninguna gracia, creo que es injusto, pero exijo que se cumplan las normas que se nos
han presentado, siempre lo hago así. Si
Han ha abierto la caja, Han merece
un sitio en la final de Gran Hermano 16. Si la votación se abre en positivo
también debería abrirse para él, simplemente que si se sitúa como el
semifinalista menos votado no debería abandonar la casa, debería mantenerse
dentro hasta el último día y continuar acumulando votos porque ha conseguido su
sitio en la final abriendo esa caja. A no ser que lo de la caja sea una
pantomima que han utilizado para enmascarar el último secreto de la edición, porque ciertamente es muy
sospechoso que Han abriese la caja
durante la publicidad y que su reacción fuese tan calmada, cuando
suele ser muy exagerado en todo lo que le sucede, tanto positivo como negativo.
Pero bueno, como digo esta edición se caracteriza por las normas arbitrarias que se presentan.
Ayer me hizo mucha gracia que castigasen a los concursantes donando el 50% de sus alimentos a una campaña que
va a promover la cadena, por haber jugado con la comida. Sin embargo, la
organización no ha sido tan rigurosa este año al sancionar a los concursantes
cuando no han cumplido con el manual de
la casa, tanto en tareas del hogar, como en jugar con el agua, en mantener
ciertas normas de decoro y no estar todo el día semidesnudo, el que hayan pasado de fijar un
moderador de la convivencia, no sancionar las conductas agresivas o la entrada de
información del exterior y un largo etcétera.
Si alguien como respuesta a este artículo me dice que el formato evoluciona, yo no lo acepto.
La evolución de Gran Hermano jamás
ha implicado que destruyan las bases del
concurso como se está haciendo en Gran Hermano 16, ese que nos vendieron
como el de los secretos y, sin embargo, es
donde tienen las cartas más visibles sobre la mesa.
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