GH VIP 4 - Con la expulsión de Julius empieza una convivencia libre y cobarde

El segundo expulsado de GH VIP 4 ha sido Julius, un concursante que defiende sus imposiciones porque así es cómo se hacían las cosas bien… no se puede tener más ombliguismo al pensar que no hay errores en su forma de actuar y de no respetar la opinión de un grupo por encima de la propia, según él por el bien de la convivencia. Pues por el bien de la convivencia, la audiencia lo ha puesto en la calle, frente a Lucía. Primer asalto conseguido, vamos a por el segundo: Julián Contreras. ¡Ju, ja!

Con la salida de Julius, los roles dentro de la casa debe redefinirse al haber desaparecido la persona que imponía cada paso que había que dar para la organización de la vida diaria, hasta el punto de controlar con qué cuchillos se debe cortar cada alimento. Al final lo de los cuchillos es algo anecdótico, pero demuestra cómo ejercía un control máximo sobre los movimientos de sus compañeros y que como algo se saliese de su forma de estructurar las cosas, atacaba.

Para mí Lucía está demostrando ser una de las pocas buenas concursantes que podemos encontrar en esta edición de GH, por lo que, si continúa en esta línea, espero que se mantenga dentro de la casa hasta el final, viendo desfilar uno a uno delante de ella en la sala de expulsiones.

Ayer entraba en la casa Charlotte, una concursante que es VIP por ser “hija de” y por “hacer realities”, así como profesión. Más de uno dentro de esa casa se dedica también a hacer realities, como es el caso de Liz (GH 10, MYHYV, Amor a Prueba y GH VIP) o Raquel Bollo (Supervivientes, Acorralados, GH VIP… y Sálvame). La entrada de Charlotte no me aporta nada, me parece un auténtico error como VIP y me causa cero interés para una edición que poco me está enganchando, que me llega a aburrir, que poco a poco estoy más cerca de convertirme en galero y que casi que continúo viendo por cariño y fidelidad al formato.

En Gran Hermano los concursantes deben ser totalmente anónimos y en GH VIP deberían ser conocidos, pero parece que cuesta cumplir esta premisa tan simple. Charlotte no me encaja en ninguno de los dos formatos, ya que no goza de un completo anonimato como para ser parte de un grupo anónimo pero, en nuestro país, poca gente podría decir quién es esta chica, por lo que no se le puede colocar en la categoría de VIP. Desde luego, en una edición de anónimos, una Charlotte podría funcionar, es decir, una mujer con su personalidad (no ella) porque su carácter dejaría a muchos atónitos, pero como VIP no busco descubrir su personalidad sino espero el morbo de ver la convivencia entre un grupo de gente que ya conozco previamente, por lo cual tampoco me encaja en este perfil, ya que a Charlotte tengo que descubrirla desde cero, como lo haría con un participante anónimo.

Quiero hacer una súplica a los responsables de Gran Hermano: Vuelquen todo lo que se les ocurra que ataque a la esencia y a los cimientos básicos del formato en este GH VIP, terminen de destruirlo si lo consideran necesario, pero, por favor, rescaten y hagan que renazca como el Ave Fénix el programa que siempre hemos amado con GH 17, porque esto no es Gran Hermano, ni se le parece.

Digo esto, entre otras cosas, porque ayer, tanto lo que se vivió en la sala de expulsiones como las nominaciones a la cara, fue un despropósito.

Ayer se propició un duelo, cara a cara y con los vídeos por delante, entre Lucía y Julius, teniendo los teléfonos abiertos aún para los tres nominados, sin sacar de la lista al menos votado y forzando un enfrentamiento final innecesario, que por suerte inclinó la balanza en contra de Julius pero que podría no haber sido así. Ni siquiera se abrió una cuenta atrás para anunciar el cierre de los teléfonos. Desde luego que el mayor beneficiado de este enfrentamiento fue Javier Tudela, al que no se le sopló en los momentos más cruciales de votación.

Las nominaciones a la cara en GH, antiguamente, eran algo divertido de ver cuando suponía un ejercicio puntual y para desmontar estrategias, pero ahora mismo son puñaladas constantes al juego básico del programa. Ayer muchos fueron los concursantes que no votaron como lo hubiesen hecho en la sala de confesiones y las dosis de cobardía fueron tremendas.

Me gustaría mencionar cómo Laura daba un punto a Javier mencionando que lo hacía porque no iba a salir nominado, cuando está constantemente hablando de él, criticando cada paso que da, juzgándole por su vida privada y deseando su expulsión.

También Raquel Bollo quedaba fatal al preguntarle al súper que si podía nominarse a sí misma. Penosa. Este es el tercer reality en el que participa, y en su trabajo, como colaboradora de “Sálvame”, los comenta… ¿Acaso no sabe que la autonominación no se contempla?

Otra que demostró lo cobarde que es fue Liz, al darle un punto a su amigo Sema, a riesgo de que pudiese salir nominado, para así evitar que otros concursantes le devolviesen la votación a ella, y enmascarándolo en que no sabe a quién votar.  Hace unos días la escuché decir que nunca nominaría a una persona que no quisiera que fuese expulsada… quizás quiera a su amigo en la calle.

No tener motivos para nominar era la justificación fácil de muchos para no dar razones. ¡Basta ya! Este tipo de concursantes deberían recibir una sanción. ¿Qué cachondeo es este?

Lo voy a ir dejando porque me enciendo… Siempre me consuelo pensado que GH VIP no es Gran Hermano, el problema es que GH VIP influencia en Gran Hermano. Reitero mi súplica: ¡Recuperen la esencia del formato en GH 17!