Adara y Rodrigo - A veces es la persona pero no el momento

Pocas veces hablo de la vida de los concursantes tras pasar por el reality. Siempre digo que lo que hagan con su vida una vez que salen de la casa en la que están constantemente observados ya les pertenece a ellos. Y aunque de vez en cuando me llegan noticias sobre qué es de sus vidas y según la afinidad que me hayan despertado me alegro o no por ellos, pero normalmente no entro en opinar al respecto de sus actos o decisiones porque su vida no es un juego. Es simplemente su vida.

Hoy voy a hacer una pequeña excepción para hablar de Adara y Rodrigo de Gran Hermano 17. No voy a entrar en opinar de su relación, ni si me gustan más o menos como pareja, ni el cómo pienso que están gestionando las cosas ni nada de eso. Simplemente los utilizaré de ejemplo para hablar de amor.

Adara y Rodrigo se conocieron hace cuatro años dentro de la casa de Gran Hermano 17. Ambos tuvieron bastante repercusión dentro del concurso y, posteriormente, han sido de los concursantes más sonados de su edición pues no se ha dejado de hablar de ellos, principalmente en las redes sociales. Aunque, cierto es, que volvieron a estar de más actualidad cuando ella entró y ganó GH VIP 7 y, después, él la apoyó y la cercanía que alcanzaron les hizo empezar una relación juntos.

Cuando convivieron en la casa de Gran Hermano mucha gente “carpeteaba” esa historia. Y es que, desde el primer momento, se notó que entre ellos existía mucha complicidad. Miradas y silencios que no hacía falta rellenar con nada se hacían palpables en Guadalix de la Sierra entre dos personas de los que, al principio, no nos trasmitieron demasiada confianza porque parecían ir muy rápido y algunos pensábamos que estaban forzando una relación de cara a las cámaras. Es lo que tuvo participar también en una edición como fue GH 17 y en el momento en el que se hizo. Además, de lo incrédulos que nos estamos volviendo algunos espectadores por el precedente de concursantes que hacen cualquier cosa por un minuto de pantalla.

Pero hablando con la perspectiva que nos da el tiempo, que lo pone todo en su lugar, hay que reconocer que se notaba que entre ellos había algo. Algo mucho más especial que lo que surgió luego dentro de esa casa, pues tanto Adara como Rodrigo iniciaron una relación en el concurso, sí, pero cada uno con una persona diferente. Ella lo hizo con Pol y él lo hizo con Bea. De hecho, se llegó a hablar de “cuadrado amoroso”. Se formaron dos parejas muy seguidas al tiempo que cuestionadas y criticadas. No por ello fueron historias breves, ya que ambos continuaron su relación fuera de Gran Hermano. Bea y Rodri duraron mucho más que Adara y Pol, pero ambos tuvieron intenciones reales de trasladar su realidad de dentro a su vida de fuera y eso es signo de que algo de verdad hubo en todo aquello.

Curiosamente, Pol era amigo de Rodrigo al principio del concurso y Bea también era muy amiga de Adara. Aquello terminó como el rosario de la Aurora. Todos discutiendo con todos. Y diciéndose de todo. Por supuesto, Adara y Rodrigo incluidos. Que si zapato, sinvergüenza, falsa, sucia e, incluso, frases más ingeniosas que pasarán a la historia de GH como: “Eres tan simple que ni tu risa tiene sonido”.

Los reproches entre ellos no tardaban en aparecer dentro de la casa cuando echaban la vista al pasado, al principio del concurso, sobre el cómo ninguno de los dos fue capaz de dar el paso e iniciar una relación con el otro. Era atrevido decirlo, pues ambos tenían una pareja con la que aparentemente querían estar, pero se respiraban ciertos matices de celos en el ambiente de los que pienso que ni siquiera ellos se querían hacer conscientes porque ya habían iniciado una nueva etapa con otra persona y porque el propio juego les llevó a convertirse en antagonistas. ¿Cómo iban a tener sentimientos por el otro? Eso ya no era posible. Se odiaban. O se debían odiar… Porque el poder de las palabras y las decisiones que tomamos a veces convierten en verdad sensaciones que en el fondo no lo son tanto. Y da miedo recular

Considero que juzgamos demasiado, que las segundas oportunidades existen y que hay ocasiones en las que es la persona pero no el momento. No todo es blanco o negro. Yo admiro la decisión que han tomado, la capacidad que han tenido para conocer a la persona más allá del personaje con el que convivieron en aquella casa en unas circunstancias muy concretas, la necesidad de apostar por su felicidad a pesar del qué dirán y de permitirse avivar un rescoldo que en su día no lograron, no quisieron o no pudieron encender. 

Los seres humanos evolucionamos, nuestras vidas y prioridades cambian y no podemos anclarnos en lo que fuimos hace cuatro años. Hay parte de nuestra esencia que se mantiene y parte de nuestra personalidad que evoluciona. Habría cosas entre ellos que en ese momento no encajaban pero a día de hoy sí se complementen. No podemos nosotros tampoco quedarnos con la Adara y el Rodrigo que conocimos en GH 17. La televisión marca y etiqueta. Y a los concursantes de Gran Hermano les arrastrará de por vida la imagen que se proyectó de ellos. Y si no que se lo digan al pobre Jorge Berrocal que lleva cargando una pierna veinte años. Cuando la realidad probablemente sea que sienta que eso a él no lo define, pero cuando vaya por la calle, si alguien lo reconoce, susurrará: “Mira, el de la pierna”. Pero este tema mejor lo dejamos para otro capítulo.

Hay cosas en la vida que son cíclicas. Dicen que la moda siempre vuelve. Yo he vuelto a este blog años después. Por una razón u otra te enfadas con personas que eran muy importantes en tu vida. El perdón existe. Hay cuentas que se quedan pendientes y personas que reaparecen cuando piensas que todo estaba acabado, tus ilusiones muertas y tu vida rehecha. Uno de los errores que comentemos muchas veces es tratar de confrontar el amor con la razón. ¡A luchar, que se maten! Y quizás sea mejor no querer encontrarle una explicación a que dos personas estén juntas, o separadas, simplemente hay que desearles que sean felices con los que ellos hayan elegido. Y nosotros disfrutar de la fantasía de que Rodara se haya hecho realidad.