Marta de Lola - La auténtica superviviente de esta edición

Pocos realities tienen en su mecánica un condicionante que no convierte en definitiva una expulsión hasta no pasar por un doble televoto, sin embargo, en Supervivientes es una característica que nos ha acompañado en casi todas las ediciones y forma parte de su esencia. A lo largo de los años ha ido variando el modo en el que al expulsado se le presenta esa segunda oportunidad, como han podido ser “La Última Playa”, “El Palafito”, “La Casa del Árbol”, “El Barco Varado” o, como este año han planteado, “Playa Destierro”, entre otras opciones, pero que en definitiva es lo mismo. Y Lola ha sido la concursante que más se ha beneficiado de esta condición, ya que realmente fue la primera expulsada de la edición y ahora se encuentra con un pie en la final al contar, semana tras semana, con el apoyo de la audiencia para continuar en el programa.

A Lola la conocimos en la última edición de “La isla de las tentaciones”, aunque para algunos ya era un rostro conocido por su participación en “Mujeres y Hombres y Viceversa”, pero realmente fue el reality de las hogueras el que nos hizo descubrirla a la mayor parte del público. Apenas pasó tiempo desde que finalizó el reality y empezó “Supervivientes”, pues ha encadenado los concursos en su pleno auge de popularidad, con las críticas y las alabanzas en el candelero, y sin apenas tiempo para poder asimilar lo que había estado sucediendo tras su emisión. Realmente, creo que fue una valiente al dar el paso de ir a “Supervivientes” en plena vorágine, ya que Lola fue una de las concursantes que más exposición mediática tuvo gracias al protagonismo que alcanzó y a lo dicotómica que fue su actitud, pasando con gran facilidad de un extremo al otro en cuestión de segundos. Quizás no en todo pude apoyarla durante su participación en el anterior reality, pero lo que sí tenía claro es que de fichar a alguno de sus participantes para otro concurso ella era carne de reality porque lo dio todo en su edición, olvidando las consecuencias negativas que mediáticamente aquello podría suponerle.

 

No descarto que aquella imagen que arrastraba del anterior reality pudiera ser una losa que se convirtió para ella en el primer obstáculo al que tuvo que sobrevivir. En apenas una semana, el público tuvo que tomar la primera decisión y fue convertirla en la primera expulsada. Realmente en siete días poco juicio podía hacerse sobre el recorrido de los concursantes dentro y pienso que se priorizó el morbo de observar la actuación de Olga Moreno (única vez que ha estado nominada) a la ilusión que estaba demostrando esta chica por participar en el reality.

Personalmente, su salida me pareció bastante injusta. La vi involucrada verdaderamente en la supervivencia, con ganas de aprender y de trabajar en equipo. Aquello se le arrebató en apenas siete días y la oportunidad de darse a conocer más allá de la imagen que se había proyectado en el anterior reality también parecía que se le esfumaba, pero no fue así, aún estaba esperándola una calita de los Cayos Cochinos donde tendría que vivir como desterrada, totalmente sola.

Aquella situación para ella fue un jarro de agua fría. Tuvo que enfrentar uno de sus grandes miedos, que es precisamente la soledad. La vimos llorar desesperadamente, sus fuerzas flaqueaban y yo temía que abandonase, pero cuando tocó fondo empezó a subir y nada la paró. Sacó fuerzas de flaqueza y siempre se presentaba en los directos ante las cámaras nuevamente con una sonrisa, demostrando ilusión y agradeciéndole al público la oportunidad que le estaba dando de seguir allí. Pues, semana a semana, los expulsados empezaron a llegar a acompañarla y, cuando eran tres, uno sobraba, pero la audiencia nunca la eligió como la expulsada. Y es que a esto Lola también ha tenido que sobrevivir porque se ha tenido que enfrentar a la friolera de nueve televotos de los que ha salido victoriosa. Y esta semana vuelve a estar en la palestra y espero que supere el décimo. Lo cual no solo supone un desgaste para ella sino para toda la audiencia que se ha estado dejando el dinero en llevarla hasta el final.

Curiosamente, en la recta final del concurso, vimos cómo enviaron a aquella playa a sus compañeros, los cuales no llegaron a vivir allí ni siquiera una semana al completo y demostraron auténtica desesperación y necesidad de salir de allí. Sin embargo, ella supo adaptarse al medio y sobrevivir, convirtiéndose en la concursante que más peces ha pescado en esta edición, estando su cifra cerca de los doscientos.

No puedo olvidar mencionar a Palito, que la acompañó durante gran parte del concurso. Junto a ella hemos visto una de las amistades más puras de la edición. Entre ellas se han convertido en cómplices, nos han regalado momentos de risas, momentos de confesiones muy emotivas y vivimos una de las despedidas más duras de este año. Y ahora también está teniendo que sobrevivir a su ausencia, a la que no para de mencionar y le está suponiendo mil veces más duro realizar el concurso sin ella, pues ahora se está viendo en la obligación de integrarse en un grupo con el que apenas compartió siete días y en el que no tiene a estas alturas tan sencillo encajar, porque se está incorporando a un equipo que ya está hecho, donde las alianzas están formadas y del que ella no ha sido parte, pues no la conocen y en muchas ocasiones no encontrará ni la confianza ni el apoyo que necesita en esta recta final donde ya ven en el horizonte el adiós pero debe ser dura la agonía de la espera.

 Muchos critican que ella lo ha podido tener más fácil, pues la convivencia también es un valor del que ella se ha librado. Yo simplemente pienso que ella ha vivido el reality en otras circunstancias, donde en algunos aspectos probablemente haya sido más duro, pero en otros, como es normal, también habrá tenido sus ventajas. Por ejemplo, si pescaba tenía menos bocas con la que repartir el alimento, pero cualquier mérito se lo tenía que atribuir ella misma junto a su compañera (digo compañera porque la mayor parte del tiempo ha estado con Palito, aunque también la hayan acompañado Antonio, Omar o Lara) porque si no lo hacía ella no se lo iba a hacer nadie. Por otra parte, tampoco creo que sea fácil no ver a nadie más que a una sola persona. Tú en el grupo tienes diferentes personas con las que interactuar, también más posibilidades de discusión evidentemente, pero si no tienes a un compañero siempre tendrás a otro, sin embargo, cuando solo compartes tiempo con una sola persona tiene que llegar a un punto en el que a las horas muertas también tienes que sobrevivir, tienes que superar el aburrimiento y la falta de ideas para compartir con esa persona.

Así mismo, el otro día me daba mucha ternura verla llorar de frustración. Lola es la primera que lamenta no haber podido disfrutar del concurso en su pleno apogeo, con la convivencia, con las pruebas, con la lucha por la inmunidad, con las nominaciones… Tener la opción, al fin, de hacer una prueba y no lograrla le hizo pasarlo muy mal. Ahora quiere exprimir estos momentos y demostrar, tanto al público como a sus compañeros y a ella misma, que es capaz de estar a la altura y conseguirlo. Ese síntoma de inferioridad es injusto al mismo tiempo que inevitable que se le produzca, y es algo a lo que también está teniendo que sobrevivir.

Y por todo esto pienso que Lola ha sido la gran superviviente de esta edición. Muchos de sus compañeros que sí han vivido las condiciones normales del concurso, cuando les enfocaban, no han hecho más que tomar el sol y dejarse alimentar por los que se preocupaban por trabajar en beneficio de todos, así como otros han decidido pasar desapercibidos y no generar vídeos. Ella, estando sola, nos ha dado contenido, se ha esforzado por sobrevivir, se ha superado a sí misma y ha logrado conectar con el espectador como pocos han conseguido.

Lola no es menos, es una concursante que ha luchado incansablemente de principio a fin en unas circunstancias diferentes y que me hace recordar a la ganadora de la edición de 2006 que pasó casi todo su concurso sola en una playa. Ella fue Carmen Russo y su victoria fue completamente merecida.

Lola, espero verte alzándote con el triunfo.