Las cartas están sobre la mesa, la final de Gran Hermano 16 a la vuelta de la esquina y ha llegado la
hora de pronunciarse. Hoy os traigo un pequeño a análisis de cada uno de los finalistas
de esta edición con la posición en la que a mí me gustaría que quedasen, es
decir, os traigo un deseo no una apuesta.
Ha empezado la tanda de descartes y, tras la salida de Vera, creo que es necesario que el próximo
en irse sea Carlos. Su protagonismo
ha sido nulo, infinitamente menor al que hayan podido tener el resto de
concursantes que continúan en competición, incluso infinitamente menor al de la
mayoría de expulsados, y pienso que no se le debe premiar más semanas con su
continuidad. La gracia ya se hizo la semana pasada, sacando a Vera, que cierto es que analizándolo ha
podido ser de los pocos que haya tenido un protagonismo menor que el de Carlos pero, llegados a este punto,
premiar a un concursante por hacer un concurso discreto, pasar desapercibido y
ser verdaderamente prescindible no lo veo justo.
Lo que se puede destacar de él es que la organización le
puso en bandeja un papel que no supo aprovechar. Abrió la edición con una boda muy cuestionada, por la falta de
emotividad que se transmitió y, últimamente, ha vuelto a ser noticia en
diversos portales de internet por los comentarios que ha hecho sobre Han. Lamentable resumen de su paso por
el concurso.
Probablemente el vasco sea uno de los que se dispute el
duelo final por el maletín pero,
bajo mi punto de vista, debería caer de la lista de finalistas mucho antes, por
haber sido la mayor decepción de la
edición. A estas alturas sigo preguntándome qué hay en él de verdad y qué
hay en él de personaje porque muchas han sido las mentiras en las que se le ha
descubierto a lo largo del concurso.
La demagogia
siempre ha estado presente en sus discursos, ha jugado a desestabilizar a sus
compañeros y desmontarlos de cara a las cámaras para después vender que no le
gusta ser el centro de atención o saberse grabado… ya… por eso se encierra en
una casa rodeada de cámaras… Ha jugado mucho con los espectadores, pensando que era el juego más acertado. En Gran Hermano hay que jugar junto
a la audiencia, y no con ella.
Respecto a su relación con Han ya me niego a comentar más. He dejado muy claro, en diversas
ocasiones mi forma de verlo y la conclusión a la que siempre he terminado
llegando es que sabe muy bien dónde está
encerrado y cuál es su objetivo. Paso de intentar deducir más y de exprimir
el jugo de unas imágenes que chocan con sus palabras. Ha llegado la hora de que
él se enfrente a esas imágenes y dé las explicaciones que todos esperamos.
Niedziela ha sido
una concursante bastante intermitente,
es decir, a veces ha brillado y otras ha estado apagada. Yo me he reído con ella, sin ir más lejos esta
semana lo he hecho mucho con su ilusión por ir a Eurovisión, también he desconfiado de ella cuando he visto su
cara más turbia, por ejemplo cuando se reía de su gran amigo Vera, y otras veces, simplemente, me ha
causado indiferencia.
El cuarto puesto es el que nadie quiere pero también es el
puesto que pienso que se merece Niedziela
porque tampoco creo que haya hecho grandes méritos como para colarse en la gran
final, al igual que no los ha hecho para ser precozmente descartada, como si la
audiencia desease deshacerse de ella en la primera oportunidad que se
presentase.
Para empezar quiero decir que Han merece su sitio en la final por el mero hecho de haber abierto la maldita caja, ese
invento que jamás me gustó pero que sigo pidiendo que se cumpla con la mecánica
que se nos presentó.
Han es un
concursante muy inteligente, creo que analiza el juego mucho más de lo que nos
podamos llegar a imaginar y también tiene muy claro qué imagen debe proyectar
fuera. No niego que con el paso de las semanas me ha cansado y decepcionado un
poco pero, simplemente, por cómo se ha desarrollado su relación con Aritz, trama principal de su concurso,
creo que merece situarse por encima de él y alcanzar el último día de convivencia
dentro de la casa.
Por otro lado, también pienso que Han es uno de los concursantes que se ve con los 300.000€ en el bolsillo, y que a un
paso de la victoria viese derrumbada esa posibilidad me causa cierta intriga
por ver su reacción… a veces tengo estos lapsus de maldad… aunque, ciertamente,
lo prefiero a él en esta posición que a cualquiera de los anteriores.
Sofía es una
concursante que ha sido clara protagonista
de esta edición y merece llegar lejos. Cuando la critican diciendo que su
concurso se ha apoyado en Suso y Ricky
alucino porque no lo considero un ataque, ya que todos los concursantes tienen
que apoyar su paso por el programa en otros participantes para que se puedan
generar tramas, ya que se trata de un reality de convivencia con otras
personas, pero recalco que es algo que podríamos decir de todos, no sólo de Sofía, aunque también diría que ha
tenido más tramas fuera de Suso y Ricky,
quizás de menor relevancia, pero las ha tenido.
Siempre he defendido mucho a Sofía como concursante porque todos los que consiguen vivir Gran Hermano llegando al espectador,
olvidándose de las cámaras y haciendo y diciendo en cada momento lo que sienten
me parece, al menos, de agradecer.
No la coloco como ganadora porque muchos de los errores que ha cometido no deberían
merecer el maletín, ella misma lo ha dicho, y creo que deberíamos dejar de
convertir en ganadores a concursantes que hayan vivido una carpeta, como ha sucedido con Laura,
Susana y Paula en tres de las cuatro últimas ediciones, ya que muchos entran con esa lección aprendida, sin
ir más lejos, se ha demostrado este año con muchos concursantes, en sus
intentos desesperados por tener una,
incluso fingida. Pero desde luego, antes de que gane cualquiera de los
anteriores que he mencionado preferiría que ganase Sofía.
Fue la primera concursante que conocimos de GH 16 y desde ese momento, en el que se
supo su nombre en la rueda de prensa, comenzaron a lloverle las críticas. Yo
fui de los pocos que le dio una oportunidad, sin embargo, en las primeras
semanas de concurso no supe entenderla,
la critiqué porque la veía muy exagerada y pensaba que buscaba el protagonismo,
sin embargo, poco a poco me ha ganado, hasta el punto que pienso que ha sido la concursante más auténtica de la edición
y quien merece llevarse el maletín.
El problema es que Marta
es muy exagerada, ha vivido Gran Hermano
intensamente y, por ello, las primeras semanas podíamos verla un poco
artificial y su personalidad nos podía parecer chocante, pero durante los tres meses de reality siempre se ha
movido en la misma línea, no ha fingido en ningún momento, ha reído y ha
llorado cuando lo ha sentido, ha sido fiel a sus amigos y ha demostrado que
quería vivir Gran Hermano, no el
después, y que no actuaba pensando en el premio sino que ha seguido sus
principios en todo momento.
Marta ha sido una
joya de concursante, la edición
hubiese sido radicalmente distinta sin ella. Ha despertado filias y fobias,
algo que no consigue cualquiera. Tiene una personalidad única e irrepetible, y
la guinda del pastel sería que con su victoria 100.000€ irían donados a una causa benéfica, gracias a su poca
contención, pues llegó a desvelar cuál era su secreto a sus compañeros, lo cual
demuestra que ha sido la concursante que más se ha despreocupado por el dinero
y más se ha preocupado en sentir y vivir cada momento del concurso.
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