Aunque el comienzo de la recta final ya nos lo anunciaron hace un par de galas, realmente,
comenzó ayer con la apertura de las líneas para votar por el ganador de Gran Hermano 16. Hay algo
que me sigue descuadrando, y es que no haya ningún giro sorprendente en la
mecánica, pues esperaba que con esta recta final se desvelase una bomba, el último secreto de la edición.
La noche empezó de la forma más previsible, con la salida de
Ricky, y terminó con una expulsión
poco esperada, la de Vera. Jorge Javier Vázquez fue el encargado
de hacer el encendido de luces por la llegada de la Navidad a Guadalix de la
Sierra y de entregar a los concursantes unos regalos muy especiales, unas
cajas previamente seleccionadas por los familiares, que contenían el número de teléfono al que debe llamar
la gente para votar por su ganador.
Ricky no tuvo
opción a eso, ya que la audiencia decidió que debía convertirse en el último expulsado de la edición. Su
salida fue merecidísima, pues su concurso ha sido muy inestable, falto de
riesgo y bastante vergonzoso, lamentablemente un poco en la línea de varios
participantes de este año que no se han atrevido a pringarse en el barro y se
han movido por los intereses que deducían convenientes respecto a la continua lluvia de información del exterior
que ha caído dentro de la casa. Esto también ha hecho que, constantemente, en
redes sociales lea cómo fieles seguidores del formato comenten que estamos
perdiendo el Gran Hermano que
amamos, que se está destruyendo su esencia… es una pena, y hay que hacer todo
lo posible por recuperarlo.
En la entrevista de Ricky,
Mercedes Milá estuvo brillante. Si
no fuese por ella, por su profesionalidad y por su pasión por este concurso no
sé qué hubiese sido de la gala de ayer. Como bien explicaba El Gato Encerrado en su blog, Ricky no merece ser concursante de Gran
Hermano. Os dejo el enlace, pinchando aquí, porque suscribo sus palabras.
Ayer se quejaba de que lo habían
sacado de su casa, de su vida, de su relación… como si la organización lo
hubiese secuestrado en contra de su voluntad, cuando él voluntariamente decidió
dejar todo eso para participar de este reality, del que tanta gente desearía
ser parte. Es una pena que tengamos que aguantar personajes de este calibre,
desagradecidos, que poco apuestan por el juego, que buscan la fama fácil, que
se mojan en ocasiones contadas y se agarran a una carpeta para tener cierta
repercusión. Pero vamos, cierta responsabilidad de este tipo de cosas la tiene el equipo de casting porque a los
espectadores nos duele la boca, y los dedos, de decir y escribir que queremos
gente con la que nos podamos sentir
identificados, con ganas de vivir la experiencia, de jugar, de mostrarnos en GH
más inteligente y que sean capaces de hacernos traspasar la pantalla para vivir
Gran Hermano junto a ellos. Es cierto que hay concursantes de los que se
espera unas cosas y después, dentro de la casa, se deshinchan y son una
decepción para el equipo pero, de concursantes como Ricky… yo desde el momento que lo vi sentado en el confesionario,
el día de su entrada, ya me hice una ligera idea de lo que podría aportar, y no
se alejó mucho de la realidad. De hecho, se le puso el apodo de “Suso 2”, el dos de segundón le viene al pelo y lo de Suso no es precisamente un alago…
Pero si Ricky
poco argumentó, agarrándose a excusas baratas para justificarse, como el tema
de la farmacia o generalizar diciendo que todos los canarios son como él, Vera le dio la razón en todo a Mercedes Milá, quien terminó
abrazándolo con ternura, incluso, le aceptó la poca pasión que había en sus
besos con la mexicana.
Vera fue el
primer descartado de los siete “finalistas” (lo entrecomillo porque
para mí finalistas no son hasta que no lleguen al último día de concurso). Las
líneas están abiertas en positivo y Vera
fue el que, sorprendentemente, recibió menos apoyo por parte de la audiencia
para ganar el programa, incluso menos que Carlos,
sí.
Muchos dábamos por hecho que el marido de Ivy sería quien saldría de la casa, me incluyo, pero
entiendo perfectamente que ese no haya sido el resultado de la votación. Si no
te mojas no llegarás lejos en Gran
Hermano, puedes salvar las semanas pasando desapercibido pero, a la hora de
la verdad, a la hora de votar por un ganador, también pasarás desapercibido
recibiendo un porcentaje bajo, como le sucedió anoche a Vera. No es que Carlos
se pringue mucho pero, al menos, lo hemos visto decir lo que pensaba, aunque
haya sido para quejarse por la comida o para plantarle cara a algún compañero
cuando ha sentido que algo le salpicaba, pero el concurso de Vera se ha basado en un constante
intento de carpeta y en aceptar todo como le venía. Igual que aceptaba anoche
ser un bienqueda, no con una connotación
negativa, pero quizás no es capaz de enfrentarse a la gente por miedo al
rechazo y prefiere perder él a exponer su criterio. Personalmente, pienso que
si yo conociese a este chico podría llevarme muy bien con él, se le ve buena
persona, pero como concursante ha estado muy escondido y eso le ha hecho ser el
primer descartado de esta recta final.
Mi apuesta es a favor de Marta, una concursante que empezó siendo tremendamente odiada y
poco a poco ha ido ganándose el corazón del público. Gran Hermano 16 no hubiese sido lo mismo sin ella, es auténtica, no
ha tenido miedo a las cámara y no se detiene a pensar en cómo actuar para convertirse
en la dueña del maletín. Su victoria no sólo sería premiarla a ella sino dejar
a muchos concursantes que ya se ven con los 300.000€ en el bolsillo con dos palmos de narices, es demostrarles que
no nos ha gustado su juego, dejándolos a un paso del triunfo. Además, Marta, por haber revelado su secreto,
sólo se llevaría 200.000€, por lo
que 100.000€ irían destinados a una buena
causa. Todo son ventajas.
Si la ganadora fuese Sofía
no me disgustaría, sabéis que la he defendido mucho, pero en este caso prefiero
que quede segunda, y me decanto por Marta.
Creo que la victoria de Sofía
representaría también el premiar a una chica que ha actuado con libertad y ha hecho lo que ha sentido
en cada momento, cosa que agradeceré siempre en Gran Hermano, pero también estaríamos aplaudiendo que haya llegado
a extremos de no valorarse a sí misma
y perder, en ciertas ocasiones, la dignidad al arrastrarse por un hombre. Tiene
19 años, es una edad donde se cometen mil errores, valoro su riesgo, por eso
hay que llevarla hasta la final, pero no hacerla ganadora porque no es un buen
ejemplo y parte de su comportamiento no es plausible.
El 23 de diciembre
conoceremos quién se suma a la lista de ganadores.
Estoy de acuerdo, Marta es la mejor y la más sincera, y aunque Sofía me caiga bien, creo que Marta se merece más el premio, también pienso que Carlos debe irse ya, no me aporta nada y por los demás, no me creo a Han y a Aritz y Niedziela me da un poco de igual, la verdad.
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