A principios
de mes, me contactaron del diario “El
País” para participar en un reportaje
sobre la situación actual de Gran
Hermano (podéis leerlo en su versión a papel del 3 de noviembre o en la
digital pinchando aquí). El tema a tratar fue principalmente las bajas audiencias de GH Revolution, qué creo que puede estar fallando en
la edición y las posibles soluciones. Esto es algo que me preguntáis frecuentemente
por redes sociales y lleváis tiempo
esperando que me manifieste más en concreto al respecto. Tras unas semanas
apareciendo de forma intermitente, es el momento de poco a poco comenzar a
retomar mi actividad normal en estos lares. Y quiero hacerlo compartiendo la reflexión
completa que hice para este periódico, ya que, como es normal, al ser un
reportaje donde contaron con varias personas hay que hacer una selección de lo
más relevante de cada uno, pero pienso que a algunos os puede interesar todo lo
que argumenté al respecto ya que, como también es normal en mí, me extendí al respecto
y me apetece compartir todo lo que pienso con vosotros:
- ¿Cual crees que ha sido la causa principal de que
Gran Hermano esté funcionando tan mal esta temporada?
Gran Hermano
es un formato enorme que cuenta con unos espectadores fieles que siempre vamos
a estar ahí pero eso no significa que por ser “Gran Hermano” ya tenga garantía
de éxito se haga lo que se haga con él. Hay quien habla de desgaste pero a mí
no es una excusa que me guste porque después de 16 ediciones el programa
continuaba brillando con bastante fuerza. ¿Por qué no lo iba a seguir haciendo
en los dos años siguientes? Yo más que desgaste hablaría de arrastre de
decisiones desacertadas.
GH 17 fue
una edición muy difícil. Aun así hubo un público que respaldó la edición, pero
sí es cierto que se situó como la menos vista de la historia del formato. Y eso
ya era una señal de alarma. En GH 17 nos enfrentamos a un cambio radical, como
fue la marcha de Mercedes Milá, pero la gran queja de los fans no fue tanto por
su adiós ya que entendemos que ese día llegaría, sino por el modo en el que
hubo que despedirla y el cómo fue sustituida. Para mí, Jorge Javier Vázquez, es
un gran profesional de la tele e irreemplazable en determinados formatos que
domina, pero no encaja con lo que significa Gran Hermano. Al igual que pienso
que Mercedes no encajaría como presentadora de “Sálvame”, por ejemplo. Este
programa necesita un amante del formato al frente que cuente lo que pasa en la
casa a sus iguales y ponga a los concursantes de frente a la realidad que ha
vivido dentro de la casa pidiéndole las explicaciones que el espectador
necesita resolver, no un presentador que narre lo que pasa en la casa leyendo
un cue, se marque un speech tras cada vídeo sin dar cabida a opiniones
distintas a la suya y no tenga la implicación y el respeto para con los
concursantes que se merecen.
Dicho esto,
Jorge Javier sólo ha sido un porcentaje del problema. En GH 17 vimos cómo se
nos presentaron unas promos que no correspondieron con la realidad, cómo se
presentó una mecánica que descontentó a gran parte de la audiencia por falta de
entendimiento (como el hecho de que una persona pudiese volver a la casa por
una caja o los privilegios del Club), la constante sensación de improvisación
también transmitió de la edición mucha inseguridad (ejemplo, abrir y cerrar el
Contraclub en cuestión de horas), se rompieron con normas básicas de la esencia
del formato como la entrada constante de información del exterior en la casa y
el público no se sentía escuchado como siempre la organización sí nos había
hecho sentir en un pasado, que se nos prestaba a su audiencia especial
atención.
La edición
fue crítica. No salió bien. Pero GH seguía vivo y era necesario hacer algo
grande para que el público volviese a sentir Gran Hermano. Y precisamente, lo
que había que hacer era Gran Hermano, no reiterar sobre los errores del pasado.
Sin embargo, todo se ha repetido pero con mayor intensidad si cabe. Las promos
del programa hacían promesas que no se corresponden con la realidad de la
edición, de hecho el propio REVOLUTION no ha ido más allá de meter a 100
personas en la casa ya que nada más especial ha sucedido, y eso llevó a que nos
privasen de liturgias que amamos los espectadores como es ver las entradas de
los concursantes en la casa. También decidieron que Jorge Javier continuase al
frente del programa tras el rechazo de una mayoría de la audiencia y, para
colmo, se nos privó de seguir la convivencia de los concursantes durante tres
semanas. El GH Directo define la esencia de este concurso y le da sentido a
Gran Hermano, que es el ojo que todo lo ve, y para nada estaba siendo así. De
hecho, los espectadores nos sentíamos ignorados por la organización ya que no
hacían ninguna mención al respecto, la queja era masiva, pero se ignoraba.
Pienso
también que la gestión de las redes sociales no es propia de los tiempos en los
que estamos y que no rema nada a favor del formato. Además, es latente la falta
de originalidad, por ejemplo, en las pruebas semanales que tienen que enfrentar
los concursantes que son poco interesantes, repetidas de una edición a otra y
que no van en favor de la convivencia. Tampoco hay originalidad en el enfoque
de las galas ni en la forma en la que pretenden sorprender al espectador, pues
además de esa reiteración vemos como muchas veces se limitan a intentar crear
conflictos con nominaciones a la cara o la introducción de personajes que nada
tienen que ver con las historias que se están viviendo en la casa, que entran a
dirigir la convivencia y eliminan el foco de los auténticos protagonistas de la
edición. Además de la fuente de información del exterior que todo esto implica
y que este año se está introduciendo de forma directa, después de defender
durante años lo necesario que es el aislamiento de los concursantes y el daño
que les hace recibirla.
Es
inevitable que los concursantes ahora vivan el programa con miedos, falte
naturalidad y verdad en la casa y la magia de Gran Hermano esté desapareciendo,
pero porque se está viendo bastardeada y no se generan las condiciones para que
todo fluya. Están muy influenciados. Y todo esto también se refleja en los
debates.
Sobre el
casting lo que tengo que decir es que a veces sí hay perfiles que tienden a
repetirse pero creo que cualquier grupo de personas es válido para jugar a Gran
Hermano, porque consiste en vivir, jugar y crear una historia juntos. Así que a
los participantes no los culpabilizo.