17 nov 2017

La situación actual de GH Revolution: Audiencias, causas y soluciones

A principios de mes, me contactaron del diario “El País” para participar en un reportaje sobre la situación actual de Gran Hermano (podéis leerlo en su versión a papel del 3 de noviembre o en la digital pinchando aquí). El tema a tratar fue principalmente las bajas audiencias de GH Revolution, qué creo que puede estar fallando en la edición y las posibles soluciones. Esto es algo que me preguntáis frecuentemente por redes sociales y lleváis tiempo esperando que me manifieste más en concreto al respecto. Tras unas semanas apareciendo de forma intermitente, es el momento de poco a poco comenzar a retomar mi actividad normal en estos lares. Y quiero hacerlo compartiendo la reflexión completa que hice para este periódico, ya que, como es normal, al ser un reportaje donde contaron con varias personas hay que hacer una selección de lo más relevante de cada uno, pero pienso que a algunos os puede interesar todo lo que argumenté al respecto ya que, como también es normal en mí, me extendí al respecto y me apetece compartir todo lo que pienso con vosotros:
- ¿Cual crees que ha sido la causa principal de que Gran Hermano esté funcionando tan mal esta temporada?

Gran Hermano es un formato enorme que cuenta con unos espectadores fieles que siempre vamos a estar ahí pero eso no significa que por ser “Gran Hermano” ya tenga garantía de éxito se haga lo que se haga con él. Hay quien habla de desgaste pero a mí no es una excusa que me guste porque después de 16 ediciones el programa continuaba brillando con bastante fuerza. ¿Por qué no lo iba a seguir haciendo en los dos años siguientes? Yo más que desgaste hablaría de arrastre de decisiones desacertadas.

GH 17 fue una edición muy difícil. Aun así hubo un público que respaldó la edición, pero sí es cierto que se situó como la menos vista de la historia del formato. Y eso ya era una señal de alarma. En GH 17 nos enfrentamos a un cambio radical, como fue la marcha de Mercedes Milá, pero la gran queja de los fans no fue tanto por su adiós ya que entendemos que ese día llegaría, sino por el modo en el que hubo que despedirla y el cómo fue sustituida. Para mí, Jorge Javier Vázquez, es un gran profesional de la tele e irreemplazable en determinados formatos que domina, pero no encaja con lo que significa Gran Hermano. Al igual que pienso que Mercedes no encajaría como presentadora de “Sálvame”, por ejemplo. Este programa necesita un amante del formato al frente que cuente lo que pasa en la casa a sus iguales y ponga a los concursantes de frente a la realidad que ha vivido dentro de la casa pidiéndole las explicaciones que el espectador necesita resolver, no un presentador que narre lo que pasa en la casa leyendo un cue, se marque un speech tras cada vídeo sin dar cabida a opiniones distintas a la suya y no tenga la implicación y el respeto para con los concursantes que se merecen.

Dicho esto, Jorge Javier sólo ha sido un porcentaje del problema. En GH 17 vimos cómo se nos presentaron unas promos que no correspondieron con la realidad, cómo se presentó una mecánica que descontentó a gran parte de la audiencia por falta de entendimiento (como el hecho de que una persona pudiese volver a la casa por una caja o los privilegios del Club), la constante sensación de improvisación también transmitió de la edición mucha inseguridad (ejemplo, abrir y cerrar el Contraclub en cuestión de horas), se rompieron con normas básicas de la esencia del formato como la entrada constante de información del exterior en la casa y el público no se sentía escuchado como siempre la organización sí nos había hecho sentir en un pasado, que se nos prestaba a su audiencia especial atención.

La edición fue crítica. No salió bien. Pero GH seguía vivo y era necesario hacer algo grande para que el público volviese a sentir Gran Hermano. Y precisamente, lo que había que hacer era Gran Hermano, no reiterar sobre los errores del pasado. Sin embargo, todo se ha repetido pero con mayor intensidad si cabe. Las promos del programa hacían promesas que no se corresponden con la realidad de la edición, de hecho el propio REVOLUTION no ha ido más allá de meter a 100 personas en la casa ya que nada más especial ha sucedido, y eso llevó a que nos privasen de liturgias que amamos los espectadores como es ver las entradas de los concursantes en la casa. También decidieron que Jorge Javier continuase al frente del programa tras el rechazo de una mayoría de la audiencia y, para colmo, se nos privó de seguir la convivencia de los concursantes durante tres semanas. El GH Directo define la esencia de este concurso y le da sentido a Gran Hermano, que es el ojo que todo lo ve, y para nada estaba siendo así. De hecho, los espectadores nos sentíamos ignorados por la organización ya que no hacían ninguna mención al respecto, la queja era masiva, pero se ignoraba.

Pienso también que la gestión de las redes sociales no es propia de los tiempos en los que estamos y que no rema nada a favor del formato. Además, es latente la falta de originalidad, por ejemplo, en las pruebas semanales que tienen que enfrentar los concursantes que son poco interesantes, repetidas de una edición a otra y que no van en favor de la convivencia. Tampoco hay originalidad en el enfoque de las galas ni en la forma en la que pretenden sorprender al espectador, pues además de esa reiteración vemos como muchas veces se limitan a intentar crear conflictos con nominaciones a la cara o la introducción de personajes que nada tienen que ver con las historias que se están viviendo en la casa, que entran a dirigir la convivencia y eliminan el foco de los auténticos protagonistas de la edición. Además de la fuente de información del exterior que todo esto implica y que este año se está introduciendo de forma directa, después de defender durante años lo necesario que es el aislamiento de los concursantes y el daño que les hace recibirla.

Es inevitable que los concursantes ahora vivan el programa con miedos, falte naturalidad y verdad en la casa y la magia de Gran Hermano esté desapareciendo, pero porque se está viendo bastardeada y no se generan las condiciones para que todo fluya. Están muy influenciados. Y todo esto también se refleja en los debates.

Sobre el casting lo que tengo que decir es que a veces sí hay perfiles que tienden a repetirse pero creo que cualquier grupo de personas es válido para jugar a Gran Hermano, porque consiste en vivir, jugar y crear una historia juntos. Así que a los participantes no los culpabilizo.


- ¿Cuál sería la solución?

La solución sería hacer Gran Hermano. Un Gran Hermano actual, en el que se acerquen a las redes sociales que ahora sólo utilizan como un mero canal publicitario, las propias y las de colaboradores que resulta que ven bien todo lo que pasa en GH, sea lo que sea. Hay que recuperar la magia de sorprender, tanto a los de dentro como a los de fuera porque ya hasta los concursantes prevén con facilidad lo que va a suceder. Crear una mecánica innovadora que tenga un desarrollo y favorezca la participación activa del público. De todo tipo de público. No sólo del que se vea obligado a pagar para poder participar. Por ponerte un ejemplo… mandar SMS en su día fue una revolución pero ahora es algo denostado por otros tipos de sistemas de comunicación, pero eso no se refleja en el programa. Siento que GH va a remolque de todo esto y, cuando antes era un referente de inspiración para otros formatos, ahora son ellos son los que copian ideas de cadenas vecinas.

Y ante todo, para hacer Gran Hermano hay que tener concursantes anónimos, que no se conozcan entre sí, dispuesto a vivir esta experiencia con naturalidad y a jugar dentro de la casa sin buscar la fama del después. Y que todo esto sea respaldado por normas básicas que definen el concurso que deben respetarse y por la absoluta implicación del espectador. Y, sinceramente, pienso que no es difícil hacerlo porque GH sigue siendo un diamante. Pero hay que pulirlo para que brille.

- ¿GH está en un punto en que debería desaparecer, renovarse (cómo) o descansar un tiempo para volver con fuerza?

GH está en un punto en el que no es Gran Hermano. Y eso ha quemado mucho a la audiencia que lo sigue fielmente. Por tanto, yo sí le daría un descanso pero para poner en marcha un trabajo de mimos, actualización e ilusión. Un trabajo en que se abran las orejas y el corazón a la gente que lleva 18 años detrás de una pantalla respaldando el formato. Porque Gran Hermano es vida en directo. Y vida nunca puede faltarle. La empatía de las emociones es fundamental. Y este programa no se puede hacer de forma mecánica porque eso lo mata todo. La solución no está en meter, por ejemplo, a Kiko Rivera en la casa porque eso te sube unas décimas la audiencia pero es pan para hoy y hambre para mañana. Tienes que conseguir que la gente tenga ganas de ver Gran Hermano, de hablar de Gran Hermano y de participar en Gran Hermano. Y yo estoy convencido de que ese trabajo se puede hacer porque yo sigo sintiendo en la gente el “hambre de Gran Hermano” pero también siento la tristeza de ver cómo, en vez de saciarlo, lo intoxican. Y cuando Gran Hermano vuelva a ser Gran Hermano volverán a la casa toda esa audiencia que en las dos últimas ediciones ha decidido abandonarla. Estoy convencido.

Esta reflexión la hice hace unas semanas. Y hoy añadiría que mis reiteradas decepciones con este formato, o más bien con su organización, se han estabilizado en una normalidad indiferente. Eso es peligroso, porque antes aun con el dolor me desvivía por lo ocurrido y me dolía esta destrucción. Lo comentaba. El problema es que esa destrucción yo ya la tengo asumida. Claro que me escuece cuando veo cómo siguen matando el formato con la constante salvamización y la falta de tantos ingredientes necesarios, pero he logrado no tener reparo de apagar la televisión cuando no me apetezca tragarme lo que ellos quieran venderme como GH sin serlo. Reconozco estar bastante desconectado de la vida en la casa. Sé lo que pasa a rasgos generales, como un galero, y seguiré viéndolo y opinando de él siempre que me apetezca echar un rato con ellos, pero ahora lo hago como si lo hiciese con cualquier programa en el que no pongo mis cinco sentidos. Triste pero cierto. Gran Hermano es un formato que amaré siempre, por el que siempre sacaré la cara y tendrá mi respaldo. Está en mi corazón. No nos confundamos. Y precisamente por eso, lo que yo ahora veo en televisión no puede tener mi aprobación porque no es Gran Hermano. Aunque repito, estoy convencido de que se puede recuperar y con mucha más facilidad de que la que pensamos.

2 comentarios:

  1. ¿Crees que hayan tomado nota de algo? Es que no me creo que los creadores, realizadores y demás personas involucradas en el formato no hayan llegado aquí en algún momento o en su defecto, por tu canal de YouTube. Espero que se vea algo de luz en el próximo GHVip y esperemos que después del descanso debido, venga uno de anónimos y por fin estés dentro del formato para revivirlo. Saludos Jesús.

    ResponderEliminar