La Voz arrancaba ayer su
última fase de esta segunda edición. Quiero explicar el por qué del título
de la entrada, y a continuación os desarrollo el por qué la gala fue nefasta, además de intentar explicar la gran bajada de audiencia a la que se
está enfrentando el programa, marcando mínimos.
- Es una vergüenza que en un programa musical del nivel de La Voz no emita un sonido de calidad. En la primera edición ya tuvieron bastantes problemas de sonido, y bajo mi entender, con la mala experiencia previa, deberían haber trabajado para solventar estos errores, pero no ha sido así. Ayer oíamos muy bajo el sonido de los micrófonos, y muy alta la base musical. Y no sólo tuvimos problemas para oírlos nosotros, sino que los propios concursantes no se escuchaban, y eso hizo que para el espectador fuese una tortura escucharles cantar, ya que desafinaban más que parpadeaban. Encima, tienen la cara de culpar a los concursantes de no luchar contra la adversidad, en vez de cargar contra la mala preparación del sonido, parte esencial del concurso. La Voz no es el primer programa musical que se hace en España, y que no vengan de nuevos, y se excusen con que tratan de dar un concierto en plató, cuando lo que están haciendo es tele, como tantos otros talents. Por cierto, aprovecho para decir que lo que faltaba por ver es que cobren al público por asistir a las galas.
- Parece que a la organización no le entra en la cabeza que si la gente ve la voz, es para escuchar música de calidad, y no pueden presumir de hacer, tanto voz como música en directo, y que la orquesta toque los temas “de forma automática”. No se puede tocar una canción en directo y que se escuche como un playback musical al que el cantante debe seguir. Pero claro, es imposible tocar en condiciones cuando la orquesta está oculta, y el director no ve al cantante, y viceversa, para poder marcar los tiempos, sino que el cantante sigue la música de oído, por ello, tener a una orquesta tocando en directo es simplemente absurdo, porque para hacer semejante desastre mejor se mete el playback musical y se evitarían muchos de los problemas de sonido que surgen, que se nos cuela el platillo y la trompeta por el micrófono y difícilmente podemos escuchar algo más.
- La gente se aburre de tanta publicidad. Incluso, ayer, escuchamos a David Bisbal quejarse en directo diciendo “otra vez” cuando dieron paso a publi. Si ellos se cansan, el espectador se cansa más. Yo definiría La Voz no como un programa de talentos, sino como espacio televisivo en el que emiten publicidad, se realizan promoción cuatro cantantes (los coaches), y de vez en cuando canta algún concursante. Y la prueba está en que no se puede tener menos protagonismo que un concursante de La Voz, que aparece apenas 5 minutos en antena, de los cuales sólo canta durante 2 de ellos, pues no cantan ni las canciones completas.
- Coaches poco profesionales, y repetitivos. Ha llegado un punto en el que los coaches parece que han sido programados para repetir frases llenas de hipocresía. Dan valoraciones poco coherentes, y sin ninguna base. He oído argumentos de niños de primaria más lógicos que los que dan algunos coaches que no pasan del “OLEE, has estado muy bien. Artista”. ¡Cuánto se agradecen los comentarios de Twitter que suplen la falta de valoraciones!, pues no complementan a los coaches, sino que los sustituyen, ya que se habla abiertamente como espectador de lo que se recibe de las actuaciones.
- Hablando de Twitter, quiero hacer mención a la sala interactiva. Sala que no es más que otro adorno para el programa para ocupar tiempo, y como no, realizar publicidad a Sony. Lo que es indignante, es que nos vendan la moto de que allí se reciben los comentarios de las redes sociales, y cuando teóricamente van a trasladar, en directo, lo que se está comentando en ellas, se pasa por alto las numerosas quejas sobre el sonido y se limitan a publicitar a David Bisbal con una foto que subió una fan con su disco.
Todo esto y mucho más son razones por las que creo que La
Voz está perdiendo fuelle, y deberían tomarlas en cuenta, y más aún
cuando tratan de explotar el formato al máximo, pues también se ha preparado
una edición KIDS.
Respecto a los cuatro semifinalistas me parece muy justo el
paso de los cuatro. Silverio Belmonte,
Estela Amaya, Jaume Mas y Dina Arriaza.
Me alegro del paso de Silverio
y de Estela, para así reivindicar la
música española, las raíces y la
cultura de nuestro país que debe estar presente en un concurso musical tan
importante. Además, que han demostrado derrochar
arte, simpatía, voz, sentimiento, ilusión, trabajo y constancia.
Jaume es único en su
especie. Quiero decir, el estilo que canta Jaume, y su forma de ser, es
poco común. Es el único que se presentó a las audiciones a ciegas con su forma
de hacer música. Probablemente hayan quedado en el camino concursantes con una voz más poderosa que la de Jaume, pero han sido uno más en el concurso, y
Jaume desde un principio logró despuntar
sobre el resto.
¿Dina Arriaza o Amy
Winehouse? El propio Jesús Vázquez,
al presentarla, se confundió y le dio paso a su actuación con el nombre de Amy, en vez de con el de Dina. Esto es un arma de doble filo.
Amy es una artista mítica que pasa a la historia del mundo de la música por ser
tan grande como fue, pero es muy
peligroso imitar o parecerse a un artista, porque esto te hace no tener personalidad, y que Dina Arriaza no sea Dina Arriaza, sino la
chica que canta por Amy Winehouse.
Destacar para los cuatro finalista que saben ser concursantes además de cantantes, porque no podemos
olvidar que en este concurso no sólo
entra el artista, sino la persona con la que el espectador empatiza. Se han
mostrado muy humildes, y en ningún momento se les ha visto prepotentes, o con actitud de superioridad frente a sus compañeros.
Para acabar un último consejo, preparen mejor las corales que cantan los concursantes junto a su
coach porque son un caos. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario