El lamentable y ofensivo concurso de Alejandro Abad

Alejandro Abad es experto en ver, o más bien vender, la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Ayer mismo lo veíamos en el “Última Hora” cómo se dedicaba a definir a sus compañeros en el confesionario, y una palabra sobre la que reincidía era “lamentable”. Y no es que el comportamiento del resto sea ejemplar, de hecho algunos dejan mucho que desear, pero si hay un concursante al que podamos definir así ese es el propio Alejandro Abad porque su actitud es absolutamente ofensiva, para sus compañeros y para el espectador. Muchos de sus comentarios, los que repite sin ningún reparo, apestan a machismo y homofobia, y su posición dentro de la casa emana un victimismo innecesario que no refleja una realidad. En definitiva, el concurso de Alejandro Abad es lamentable y ofensivo.

Me da vergüenza reproducir las palabras de Alejandro Abad, y si me pongo a ello no sé cuántas páginas podría ocuparme la ristra de burradas que hemos tenido que escuchar, pero como pincelada, para que se pueda entender mi rechazo absoluto, expondré que de Aless ha llegado a decir que siendo “tan maricón” no puede caer bien fuera y a Elettra la ha calificado de “fuli de turno, guarra, zorra..”, además de usar como ataque "que le da lo mismo la carne o el pescado”. A todo esto, sin pasar por alto los innumerables ataques al físico, como decir de Alyson que es una cara bonita (cuando se maquilla), tiene piernas de futbolista y es bastorra… Simplemente repugnante. Y esto es sólo la punta del iceberg de todo lo que ha soltado por la boca.

Quiero decir que me parece igual de patético que, por ejemplo, Elettra se haya burlado de él diciendo que parece un mono. Que quede muy claro que no excuso los insultos que Alejandro haya recibido, pero tampoco quiero que se haga al contrario porque de este señor se están pasando por alto comportamientos francamente indignantes que no tienen ningún tipo de justificación. La actitud de sus compañeros no anula la suya, la cual yo considero que ha llegado mucho más lejos, pues tampoco todos los que pertenecen al grupo mayoritario le han faltado el respeto, al contrario, algunos han hecho por intentar acercarse a él y tratar de integrarlo en un momento en el que se encuentra solo. Sin embargo, él sí ha disparado duramente en contra de todos, y no con críticas sino con ofensas.

Y aunque el juego de dicha mayoría no esté siendo para tirar cohetes y también estén teniendo comportamientos reprochables que, reclaco, nunca he negado ni defendido pues he sido tajante censurando que se hayan producido, pero si tuviese que elegir los prefiero a ellos antes que a un concursante que demuestra unos valores despreciables, contrarios a algo tan simple como es la libertad, pues ha juzgado e insultado a sus compañeros desde aspectos físicos hasta sexuales, pasando por todo tipo de bajezas realmente deplorables. Y eso me parece indefendible e injustificable.

Es más, no han sido comentarios aislados o que den lugar a malentendidos, todo lo contario, ha sido una actitud constante y manifestada por todas las vías que ha tenido a su alcance. Si os apetece ahondar más en este tema, podéis pinchar aquí para acceder a mi vídeo semanal donde analizo el reality, pues quise desgranar el blog que escribió cargado de improperios que utilizó para definir a sus compañeros y que fue detonante de una gran bronca que los llevó a recibir todos una nominación disciplinaria.

Por otra parte, considero que Alejandro Abad poco a poco va adquiriendo todas las cualidades que poseen esos muebles caros que vemos desfilar por Guadalix. Tramas por sí mismo ha creado pocas, pues siempre se ha encontrado refugiado a la espalda de un compañero, como han sido Toño, Tutto, Alonso o Aída, y ahora que se ha quedado solo prefiere apostar por la no convivencia, ni buena ni mala, simplemente ha decidido anularla y no compartir tiempo con sus compañeros. Dicho por él mismo, prefiere estar solo. La excusa de que lo aíslan no es contemplable, ni como ataque ni como defensa. Simplemente, no es así. Y de cara al concurso, hasta Sergio e Ivonne están adquiriendo mayor relevancia en los vídeos, que ya es decir… Cuanto menos, preocupante. Pero claro, parece que por el simple hecho de estar solo, todo en él es perdonable y lo sitúa en un rol victimista que no creo que le corresponda. No lo compro.

Su salida es necesaria para que exista una evolución en la convivencia. Alejandro ha decidido acomodarse en un punto muerto, y para el resto del grupo también es muy cómodo tener un frente común pues así no tienen que dispararse entre ellos. Si queremos que el grupo evolucione tenemos que sacar a Alejandro para que esa mayoría se fragmente y veamos salir a relucir quiénes son los verdaderos aliados, quiénes no se soportan y que se muestren las verdaderas caras. Su salida y la de Aless Gibaja son las más urgentes. Porque también reconozco abiertamente que viven en una nube de hipocresía, la cual tenemos que desempolvar haciéndoles enfrentarse entre ellos mismos y que empiece el juego de verdad.

Para acabar quiero aclarar una cosa a los que compartís conmigo esta afición de ver y comentar los realities, porque a veces el furor que observo cuando defendéis a algunos participantes me resulta un tanto irracional. Siempre respeto todo tipo de opiniones dirigidas con educación, y me encanta debatirlas. Creo que es lo mejor del programa, que cada uno exprese libremente lo que piensa y que podamos compartirlo aunque sean ideas contrarias. Pero no veo ni medio normal esa gente que viene a preguntarme que qué GH VIP estoy viendo o a decirme que no se esperaba “equis” defensa de mí. Es algo sin fundamento. El GH VIP que veo es el mismo que el vuestro y no hay nada raro ni nada ha cambiado con respecto a otras ediciones, más allá de nuestra coincidencia de opiniones, y lo único que me demostráis diciéndome este tipo de cosas es un egocentrismo brutal al no contemplar que existan opiniones contrarias a las que vosotros habéis creado. Obviamente, es una minoría la que entra en este saco. A los demás, es un placer leeros, A TODOS, porque en los que pensáis como yo encuentro la empatía de gente que, en ese momento, se le remueven unas emociones similares a las que yo puedo estar sintiendo y, en los que manifiestan una opinión contraria, encuentro también algo positivo porque me permiten asomarme a la otra cara de la moneda y valorar un terreno que yo no aprecio. No es una cuestión de razón, es una cuestión de opinión.