Entre sorpasso y
sorpasso finalmente fue Pol el
séptimo expulsado de GH 17. En su
entrevista demostró que merecía salir del concurso porque lo volvió a hacer,
volvió a dejar a Adara vendida sin
ser capaz de dejar claros sus sentimientos y defenderla de los ataques que se
estaban pronunciando. Por otra parte, también vivimos el regreso de Fernando a la casa como repescado. Su selección me parece la
peor de las opciones que podíamos contemplar pero acepto la decisión de la audiencia,
sin embargo, también creo que su nuevo
paso por GH debería acabar cuanto antes con medidas disciplinarias por la
cantidad de información del exterior que está vertiendo dentro del concurso. Y
finalmente, hablando de medidas disciplinarias, la organización decidió penalizar a todos los concursantes subiéndolos
a la palestra. Y esto huele a duelo en
potencia entre Clara y Bárbara.
Antes de conocer el nombre del repescado, manifesté ayer en Twitter (@HablamosdeTv) que la repesca
de Fernando me parecería una vergüenza. Y así me lo pareció.
Considero que no se debería premiar a un jugador tan sucio como lo ha sido él,
aunque por otro lado entiendo el morbo de reincorporarlo al grupo para ver de
qué forma actuará Clara y volverlo a
poner frente a frente a sus enemigas, Bárbara
y Adara. Creo que su juego es sucio porque,
tanto como concursante como durante la
semana que ha sido aspirante, ha cometido considerables faltas de respeto a sus compañeros con ataques externos al reality, entrometiéndose de forma directa en lo
más íntimo de sus rivales. Además, la palabra ‘vergonzoso’ se me queda corta
para definir lo que sentí al verlo reírse del suicidio de un primo gay suyo. Francamente lamentable.
Por buscar el lado positivo a su repesca, pensé que íbamos a
tener el privilegio de expulsarlo dos
veces del concurso, por si con una no era suficiente, aunque visto lo visto
considero que él mismo no merece tener ese privilegio. Con la actitud con la
que ha vuelto a la casa creo que debería salir
del reality por la puerta de atrás y sin decir adiós, expulsado
disciplinariamente por la organización del programa.
Fernando ya explicó
en el apartamento que si regresaba a la casa se iba a encargar, de una forma u
otra, de pasar la información del exterior que más le interesaba, como por
ejemplo contarle a Adara todo lo
ocurrido con la madre de Pol en
plató. Una idea simplemente basada en querer
hacer daño, no hay más, ya que todos los concursantes conocen lo que puede
herir dentro de la casa cualquier tipo de información externa al acontecer de
las cuatro paredes en las que se encuentran encerrados. El Súper, antes de permitirle reingresar con sus compañeros, le
advirtió que no debía dar ningún tipo de información del exterior o se le penalizaría de manera automática con
la expulsión. Fue tajante. Fer
decía que lo intentaría para luego prometer que no lo haría. Ya ha roto su
promesa y El Súper parece que también su advertencia, ya que no ha sido penalizado de manera automática
con la expulsión, aunque confío en que se estén valorando los
acontecimientos para tomar una decisión a corto plazo.
Todos están nominados.
A mí esta semana se me antojaba la salida de Miguel, que sin Pol y
sin la repesca de Pablo creo que su teatro no tiene mucha continuación
y es hora de que salga a dar explicaciones fuera. Tampoco me hubiese importado
ver caer del concurso a Noelia o Rodri,
dos concursantes bastante prescindibles. Sin embargo, la guerra está declarada
entre Bárbara y Clara, y parece que
ha llegado el momento de señalar a una ganadora en este conflicto. Las redes
sociales están dividas y ambas concursantes en una clara posición de riesgo, por lo que más que nunca los que apoyamos
a Bárbara y Adara nos debemos mantener
unidos para llevarlas HASTA EL FINAL,
o al menos lo más lejos posible, y no permitir que la mayoría venza esta
batalla. Es el momento de sacar a la reina
del tablero contrario, ahora que su rey ha vuelto, y ver cómo se
reestructura la convivencia sin una
líder que gobierne, ordene y disponga el cómo y cuándo se deben hacer las
cosas.
Fruto de esta penalización
se ha cerrado El Club durante siete
días. Podrían ser más porque tampoco lo vamos a echar mucho de menos. Y, para
tratar de que la convivencia no sea tan explosiva como hasta ahora, se les va a
facilitar toda la comida que demanden consumir, sin acumularla, para que esta
semana deje de ser el foco de las discusiones y hacerles ver que los alimentos no
tienen nombre, son de todos y todos pueden hacer uso de ellos. La única
condición fue que sacasen la comida que tenían escondida. Casualmente, Bárbara y Adara no se habían apropiado
de ningún alimento, sin embargo, los defensores de pleitos pobres que se vienen
arriba dándose golpes de pecho y brindando lecciones de vida, tuvieron que
sacar lo que tenían oculto en los armarios. Y ellos fueron Bea, Clara y Rodrigo.
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