“La audiencia ha decidido que debe abandonar la casa… ¡MIRIAM!”.
Estas palabras retumbaban la semana pasada en la sala de expulsiones. Pues bien, una concursante a la que el público
decidió sacar hace siete días del juego fue la que anoche se convertía en absoluta
protagonista por ir a dar información del
exterior en una gala que comenzó con un fallo
técnico y desveló a sus participantes la sorpresa de la noche, restando así bastante emoción a los
encuentros que estaban por venir.
La novedad de la sala de los encuentros ya dije la
semana pasada que me pareció divertida y que bien utilizada podría darnos
momentazos. Pero también es un elemento muy
peligroso porque introduce de forma directa información del exterior dentro
de la casa a mansalva. Ayer, una vez que Miriam
dio todo tipo de instrucciones a Laura
sobre cómo debía reconducir su concurso, El
Súper le advertía: “Cuidado”, de forma un tanto tímida… ¡Qué cuidado le
vamos a pedir a esas alturas!
Sinceramente, Laura
me dio mucha pena. Se quedó en el confesionario hecha un vendo. La vi sumamente frágil, temblorosa y desubicada. Algo que siempre se ha advertido a
lo largo de las diecisiete ediciones anteriores del concurso es lo que daña dentro de esa casa a sus
participantes cualquier tipo de noticia que provenga de fuera de esas
paredes, por mínima que sea, y cada vez más se favorece desde la propia
organización a que este tipo de cosas sucedan. No hablo sólo por este Revolution, sino que ya llevamos varias
ediciones donde el aislamiento ha
ido quebrantándose cada vez más.
Sinceramente, me cuesta entender el protagonismo que anoche se le dio a Miriam durante la gala, ya que los encuentros con la novia de Cristian tenía más sentido
porque los involucrados permanecen en competición, pero una trama que el
público ha decidido cerrar sólo le esperan las explicaciones de fuera al
enfrentarse a los vídeos de la realidad del concurso de cada uno, pero no logro
comprender que una gala girase en torno de una historia en la que se ha puesto punto y final, y en la que el ángulo principal de toda la trama no
sigue luchando por el maletín.
Tras la expulsión de Javi,
que quedó bastante eclipsado y la breve entrevista que tuvo fue un absoluto
sinsentido en la que no se enteró de los vídeos que le pusieron y el presentador no se preocupó en
explicárselos para que él pudiese hablar en base a lo que le estaban
presentando, nos enfrentamos a una nueva
ronda de nominaciones donde la audiencia tuvo primero que tomar una decisión, sobre qué grupo
debía nominar en el confesionario. Y
se decidió que lo hiciesen los huéspedes
(Hugo, Rubén, Maico, Yang Yang y Pilar).
Aquí el tirón de
orejas es para el público porque me pareció un error tremendo el resultado
de la votación. Pienso que no había ningún interés en ver a los huéspedes con el poder del secreto de la nominación frente a una mayoría cobarde que no es capaz de
tocarse a la cara pero se despellejan a las espaldas. La tónica general de la
nominación fue dar puntos a Hugo, Rubén
y Maico, cayéndole también algún punto a Laura. Tanto como prometían nominar a Mina, Petra, Carlos o Dani… Sus marcadores no reflejaron las
puntuaciones prometidas. Ha llegado el momento de hacer una nominación conjunta en el confesionario y permitirles a ellos
jugar y a nosotros ver las verdaderas caras de los participantes.
También me gustaría decir que me da rabia que siempre salgan
los mismos nominados sin remedio y que
personajes como José María, Petra, los
dos Cristian, Dani, Juan, Carlota o Pilar permanezcan en la casa con la
comodidad de no verse ni en el peligro por llegar a subir a la palestra y
enfrentarse al filtro del público.
Los nominados de esta semana son Hugo, Laura y Maico. No hubo salvación
porque no subió ningún fan a la casa
ni sé si volverá a hacerlo, probablemente no porque no se volvió a anunciar el
teléfono. Me gustaría que la audiencia sacase a Maico porque considero que es un concursante que no hizo nada más
que malmeter y que ahora mismo está
viviendo de la protección de Hugo y Rubén sin aportar nada interesante por
sí mismo. Y Laura y Hugo, puedan
gustar o no, pero se han convertido en dos claros pilares de este año. Sin embargo, pienso que Laura va a pagar las consecuencias de sus cambios de bando y la
gente será implacable con sus movimientos de los últimos días.
Gracias al 24 horas,
poco a poco, vamos descubriendo que sí estamos ante un buen casting. Quiero también enviar aliento a una edición que lo necesita porque, a pesar de haber
tenido que llegar tarde a ella, estoy disfrutando
de muchos momentos por los que doy la enhorabuena. Pero hay que seguir
trabajando y mejorando por hacer Gran
Hermano.
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