Cada semana aprovechamos este post para comentar impresiones sobre los nuevos seleccionados de La Voz, pero esta semana no. Esta semana utilizaremos este espacio para realizar una crítica sobre el programa, y lo que hizo que ayer apagase la televisión sin terminar de ver la gala.
La Voz fue un formato muy innovador, pero ahora mismo estamos en una segunda edición, y nos ofrecen algo muy similar a lo que vimos en la primera, y a los espectadores nos puede llegar a aburrir. De hecho, el coach que más nos está sorprendiendo es Antonio Orozco, ya que es el nuevo, y es el que no habíamos visto nunca en ese rol. Los otros tres coaches son muy previsibles.
Rosario - Si no pulsa, por regla general se hace la arrepentida, y no se entiende a sí misma por no haber pulsado. Para conseguir un concursante, mayoritariamente, es un concursante sobrante, siendo ella la única coach en girarse.
Bisbal - A veces argumenta cosas que sólo las entiende él, y su diálogo con los concursantes, en muchas ocasiones no va más allá de:
- ¿Cómo te llamas?
- Fulanito.
-¿De dónde eres?
- De tal sitio.
- OLEEEE.
Malú - Quizás es la más racional de los coaches, pero también la que menos momentos sorprendentes nos ofrece.
Por parte de los concursantes el nivel cada vez es más bajo, la prueba está en que rara vez vemos a los cuatros coaches girarse por un mismo concursante.
También hay que decir que hemos llegado a un punto donde hemos conocido a muchos concursantes, que nos empieza a saturar, y aún nos queda una tanda más de audiciones a ciegas. Queremos empezar a verlos actuar, recordar a los concursantes que ya han pasado por el escenario, volver a ver a nuestros favoritos, y que comience la competición.
La semana que viene terminan las audiciones a ciegas, volveremos a comentarlo, pero el programa de ayer nos llevó a apagar la televisión a mitad del programa (otra de las razones que te hace apagarla es los tremendos bloques de publicidad), y por ellos no podemos hacer un análisis de todos los concursantes, y para dejar el análisis a medias mejor analizar la realidad del programa, y es que comienza a no despertar tanto interés, a hacerse repetitivo, y en ocasiones parece que la música no es una preferencia, sino conocer las penas de los aspirantes.
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