Yola es la
concursante más nominada de esta edición y su permanencia en el reality se
debate en un pulso constante entre el
rechazo de sus compañeros y el respaldo de la audiencia. Las fuerzas que
ejercen ambas partes cada vez son más intensas, ya que el descarado aislamiento
y machaque que recibe por parte del grupo es injusto y desmedido y, por otro
lado, los espectadores cada vez estamos más cansados de ver las situaciones que
tiene que soportar así que le ofrecemos nuestra protección manteniéndola dentro
de Supervivientes, para que siga
superándose y cumpliendo el sueño que tanto tiempo ha deseado vivir.
Cada semana se busca cualquier tipo de excusa para atacar a Yola, para tratar de dejarla mal
públicamente y poder conseguir el objetivo que llevan mucho tiempo ansiando: mandarla
fuera del concurso porque la ven como una rival fuerte, al haber ganado ya dos realities.
El motivo que se utilizó ayer para emprender un ataque en
bloque en su contra fue que, cogiendo cangrejos,
había roto uno de los huevos que
habían ganado en una prueba de recompensa… señores, UN HUEVO. Que sí, que yo
entiendo que el alimento es una pieza fundamental en un concurso de
supervivencia y el valor que le podamos dar aquí a ese huevo no es el mismo con
el que lo necesitan allí pero, por favor, un poco de compañerismo. Yola en ningún momento rompió ese huevo
de forma consciente, todo lo contrario, porque a ella le hace la misma falta
que al resto la comida.
El problema está en que el huevo es una mera excusa para ponerla de tonta, de perjuicio para
el grupo, de que se hace la víctima, de provocadora y de un sinfín de
calificativos más que no tienen ni pies ni cabeza. Y la cabecilla que promueve
este ataque es Mila, que siempre
necesita tener un blanco débil al que disparar para sentirse superior, y todos
la siguen.
Como Yola es
trabajadora, se implica en la supervivencia, tiene ganas de aprender y se deja
el alma en el concurso, lo normal es que pueda
tener errores a la hora de poner su valía en práctica para tratar de ayudar
al grupo. Seguramente se tiró horas para conseguir reunir a más de 70 cangrejos que les
facilitarían la supervivencia, tanto para alimentarse como para usarlos de cebo
para la pesca, sin embargo, en vez de agradecerle su gran aportación al grupo y
su esfuerzo, ellos van a buscar el fallo. Era de noche y Yola no se dio cuenta de que en la caja en la que estaba reuniendo
los cangrejos estaban los huevos y se podían romper. Pero yo también digo que
no se dio cuenta Yola, ni el resto,
porque es tan simple como, en vez de montarle un pollo, llegar y sacar los
huevos de la caja para que ella la siga utilizando para trabajar con ella. Pero
claro, es mucho más fácil quejarse desde
una esterilla. Mila no se puede
equivocar, porque como no trabaja no da posibilidad al error. Eso sí, cuando
por su culpa han perdido innumerables pruebas de recompensa, nadie ha sido
capaz de reprocharle su falta de implicación, pero a Yola no le pasan ni una.
Esta semana, para variar, Yola vuelve a estar nominada pero respiro un poco más tranquilo
porque estamos ante la crónica de una
muerte anunciada, la de Carla,
que por fin se sitúa en la palestra.
Ha costado verla ahí, ella se ha escurrido como una anguila
de las garras de la nominación, le ha tenido mucho miedo y ha urdido todo tipo
de estrategias para no exponerse al juicio del público. Cuando anoche se
enteraba de que, al fin, tendría que pasar ese filtro se descomponía, y es que
ella sabe que su concurso no ha sido bueno, la audiencia le tiene ganas y casi nada podrá salvarla de convertirse en
la próxima expulsada.
Carla, como
superviviente es justo reconocer que ha sido de las mejores, se ha dejado la
piel en las pruebas, ha sido competitiva, y venía aleccionada para hacer fuego
y demostrar determinadas destrezas con las que subsistir, pero este reality no sólo se sustenta sobre el
pilar que sujeta la supervivencia, es importante pero no exclusivo, es decir,
hay muchos más factores que van a definir tu paso por el concurso porque,
efectivamente, esencialmente “Supervivientes”
es un concurso, un reality, y Carla
como concursante ha sido nefasta. Su juego se define con el miedo, el ocultismo, la falta de sinceridad, la utilización de
rivales fuertes, la doble cara, la falta de empatía con la audiencia, los
ataques fuera de lugar, el peloteo… y podría seguir pero vamos a dejarlo
así porque el concepto ha quedado bastante claro. No sólo no debe salvarse
frente a Yola sino que también tiene
que ser expulsada frente a Steisy y Paco,
sin vivir la segunda oportunidad en Cayo
Paloma.
Y no puedo despedir el post de hoy sin hacer mención a Yurena, una gran concursante que define
parte de la esencia de esta edición y que su paso por el reality ya ha llegado
a su fin. Gracias por entender el
sentido del concurso, por superarte y por ofrecernos momentos que nos han hecho
reír como pocos lo han conseguido. A veces hay que cerrar ciclos y hay que
saber retirarse a tiempo. Era el momento de Yurena, pues desde la salida de Miriam su brillo se ha ido apagando poco a poco al no encontrar una
compañía que encajase con ella de una forma tan perfecta como lo hizo la novia de Carlos Lozano. Yurena lo ha dado todo y era mejor
quedarnos con un gran sabor de boca y un buen recuerdo, a verla eclipsada por
otras tramas que ahora toman fuerza en esta recta final. La expulsión definitiva
de Steisy hubiese sido totalmente
injusta y el tándem con Paco va a
dar mucha más vida a la isla que lo nos podría haber ofrecido su estancia junto
a Yurena. Yurena, era tu momento, ni
antes ni después. GRACIAS.
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