Anoche vivimos una noche
mítica en toda edición de Gran
Hermano, la de Halloween. Pero
el terror se ve mucho más en algunos concursantes al verse de frente con la
palestra y tratar de esquivarla que al pasear junto a los zombies. Tanto como
ha reclamado Clara su deseo de ser
nominada, ayer tuvo la oportunidad de estarlo al ser miembro del Club y
prefirió evitar el peligro. Eso sí, se encargó de nominar de forma directa a Pol, quien tendrá que sentarse en la
sala de expulsiones junto a Adara, Alain
y Bárbara. Pero esta semana nuestra decisión es doble, pues ha llegado el
momento de decidir qué expulsado debe regresar a la casa convertido nuevamente
en concursante de pleno derecho. Y para mí el candidato ideal a ser repescado es, sin ninguna duda, Pablo.
Empezaré hablando de Pol,
a quien tenemos que agradecer inmensamente a Clara que al fin lo haya colocado en la palestra. Distinto es que
apruebe sus intenciones porque lo ha utilizado a modo de venganza para hacer daño a Adara
y Bárbara, pues se siente el centro del universo y piensa que nominaron a Fernando para fastidiarla a ella, como
si Fernando no hubiese sido un
concursante individual con una participación bastante cuestionable. También es
criticable la actitud que tomaron Bea y
Miguel, entregando el poder sin rechistar a la cabecilla para que se tomase
la justicia por su mano. Aunque con su silencio y, posteriormente, tras ser
preguntados si estaban de acuerdo, aprobaron la decisión de exponer de forma
directa a Pol. Tanto como se
cuestionó en su día que Adara no
salvase de la nominación a Noelia,
ahora Miguel no es que no hiciese
nada por salvar a ese amor que dice haber encontrado en Gran Hermano y necesitar cerca sino que, directamente, es cómplice
de su exposición al juicio del público.

Aún con todo esto, creo que la expulsión de
Pol es la más necesaria en este
momento.
Pol tiene que pagar con su
salida todas las
traiciones que ha
tenido con
Adara, al dejarla en evidencia
y no prestarle su apoyo cuando más lo ha necesitado. Ella jamás ha dudado en
posicionarse de su lado, ayer mismo lo hacía enfrentándose sin miedos a los que
habían formado parte de la venganza que pusieron en marcha en honor a
Fernando.
Pol ha querido situarse siempre en una posición de
víctima que no le corresponde, llegando
a ir al confesionario a decir que si alguien debería estar llorando es él. Se
ha preocupado mucho más por hablar con toda la casa y difundir las intimidades
de su relación que por tratar de entender a
Adara en su dolor. Cierto es que
Adara en muchas ocasiones sobrepasa límites con sus escenas de
celos, pero lo que más le duele es lo vendida que se siente cuando
Pol no le brinda su apoyo. Es por esto
que
Pol es un lastre que Adara está
arrastrando y que perjudica de forma sustancial en su concurso. Es el
momento de liberarla y disfrutar de su presencia con la compañía de la única
persona que ha sido incondicional en su paso por
Gran Hermano, la que siempre ha estado ahí para brindarle un abrazo
o un consejo desde el corazón. Ella es
Bárbara
y siempre han defendido eso de: “
Juntas hasta el final”. Su posición
dentro de la casa tiene que evolucionar y quiero verla como
Adara, sin estar envuelta en una
carpeta que nunca aprobé.
Por otro lado, no creo que
Alain deba pagar los platos rotos de una estrategia dañina. Es un
concursante que siempre ha demostrado ir por libre pero sin ser tibio, algo muy
difícil en Gran Hermano. Creo que
ha
sabido hacerse escuchar siempre, sin dar gritos, y que jamás ha estado
dispuesto a vivir el concurso detrás de un líder. Desde que entró en la cocina
parecía que su espíritu había sido apoderado por el de
Fernando, y es que este oficio les otorga un poder muy peligroso,
pero pienso que es un concursante de largo recorrido, de esos que poco a poco
van saliendo del cascarón conforme se van sintiendo a gusto dentro de la casa.
Alain es un concursante secundario, no
un mueble, y este tipo de concursantes siempre son necesarios para que se creen
otras tramas de menor relevancia pero que nos ayudan a que el reality no se
monotematice en una sola historia. Aún no es el momento en el que merezca
recibir la sentencia del espectador.

Además, pienso que nos deberíamos dar el lujo de
hacer sentir a Clara triunfadora y que crea
que su estrategia le ha salido bien, al ver a
Pol expulsado. Una concursante crecida es muy peligrosa y ella ya
lo está pero si su plan tiene el resultado que espera aún más aumentará su ego.
Esto también nos permitirá mantener los pies en la tierra de
Adara y Bárbara, para que no llegue a
un punto en el que se sientan con el poder absoluto y le pierdan el respeto a
la sala de expulsiones porque crean que pueden cargarse a todo el que se
propongan. Y la guinda del pastel sería
neutralizar
esta jugada con una repesca certera que equiparase las fuerzas de los
grupos.
Pienso que la repesca de Pablo sería la más adecuada porque en las dos semanas que estuvo en
la casa ya demostró ser un gran concursante. Además, tiene muchas cuentas
pendientes dentro de esa casa y una guerra abierta con Clara y Miguel, a los que no dudaría en desenmascarar. Por otra
parte, Adara y Bárbara, tras la
salida de Pol, quedarían demasiado
indefensas ante el grupo y su poder ante las nominaciones sería nulo. Necesitan
ese apoyo que Pablo no dudaría en
brindarles.

Hay quien se plantea la vuelta de
Candelas pero yo creo que sería desaprovechar la repesca porque el
golpe de efecto que produciría su regreso no sería tan relevante.
Candelas salió de la casa por su
traición a
Bárbara, con la que
tendría que volver a convivir, pero su enfrentamiento tampoco es un gran
aliciente para que desee verla reingresar. Se apoderó de ella el miedo a seguir
nominada y se acercó a un grupo que la juzgó y aisló desde el cuarto día. Ahora
sabe a
Adara fuerte fuera de la casa
y tengo claro que se acercaría a ella por interés y con altas dosis de peloteo,
como ha demostrado en platós y redes sociales,
después de haber abandonado la casa sin apenas dirigirle la palabra.
Sin embargo, mantendrá su enfrentamiento con
Bárbara para demostrar el daño que le ha hecho y tratar de
justificar un cambio de actitud que a día de hoy sigue sin tener una
explicación coherente, más allá del miedo. Es más,
Candelas es muy amiga de
Noelia
y seguiríamos privándonos de que alguien sacase a relucir la falsedad con la
que actúa esta concursante, enmascarándola en su gracejo andaluz, sin embargo,
creo que
Pablo sí la pondría de
frente a la realidad.
La repesca de Fernando
la entendería, directamente, como un error.
Sería una involución en las tramas, volviendo a conflictos que ya están más que
trillados y aportando a esa mayoría nuevamente un poder que no es conveniente.
No creo que Fernando tenga cuentas
pendientes, su historia dentro del
concurso quedó más que cerrada y ahora es el turno de situar en primera
fila a Clara y Miguel sin que
vuelvan a refugiarse tras él, al verse anulados por el protagonismo que
tomarían sus enfrentamientos en bucle con Bárbara,
por las pelotillas de los pies. Pienso que Fernando
es agua pasada, pisada y no debemos
volver a beber de ella.
Y Montse… pues
eso… Montse. Que no hay nada que
añadir ni nada que interesante que pueda aportar su repesca.

Así que apostaré hasta el final por
Pablo. Sé que lo sucedido anoche durante la gala le puede
perjudicar pero ahí también se demuestra
la
autenticidad y la impulsividad con la que siempre ha jugado este concursante, al
filo de la navaja. Estoy hablando de cuando
Pablo tocó la cabeza de
Miguel,
momento en el que se sospecha que trató de quitarle el peluquín. Hay gente
tremendamente exagerada que habla de
agresión,
cuando ni siquiera le propinó un tirón de pelos con fuerza que, si hubiese
querido, podría haberlo hecho para dejar su calva al descubierto. Pienso que
simplemente fue un juego que no quedó bien visto. Igual sí trató de hacer caer
la prótesis como tanto se ha reclamado que sucediese a lo largo de todo el
concurso, pero ahora se le critica. El peluquín de
Miguel es parte de su juego, de hecho tiene más protagonismo que el
propio concursante, por lo que entendí perfectamente el guiño que quiso tener
Pablo con el espectador, probablemente
de forma poco acertada. Yo he de confesar que me hizo gracia que le tocase la
cabeza conociendo el teatro que se trae
Miguel
porque dejó patente que está dispuesto a hacer caer la pantomima que nos
intenta vender desde que empezó
GH 17.
Y eso es lo que quiero, una repesca que vaya a dar mucho de que hablar.
Por otra parte, también se le responsabiliza de que Bárbara ayer no nominase. No vi mala
intención en él, de hecho, lo que trató de hacer fue transmitirle confianza para que entrase en el
confesionario. Así mismo lo interpretó la propia Bárbara y lo verbalizó posteriormente, pero fue ella la que se vio
sometida por una crisis de pánico y el miedo la llevó a perder su derecho a dar
sus puntos. Es más, estoy seguro de que lo único que quería hacer Pablo era darle un abrazo, por eso cuando El Súper le pidió que estuviese congelado él reclamó si tampoco se
podía mover. El Súper le dio permiso para moverse, pero no para hablar. Y así
lo hizo.
Una repesca tiene que introducir vida a la casa, suponer un golpe
de efecto, dar un giro a la convivencia,
propiciar una evolución en las
tramas y generar contenido
interesante. Y todo esto nos lo puede aportar Pablo.
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