La gala de ayer fue potente,
de las que nos hacen dar saltos en el sofá al tiempo que mordernos las uñas de
rabia. Terminó con una Mercedes Milá
indignada con Raquel y Amanda, y con
una palestra un tanto confusa porque, a diferencia de otras veces, no hay una
clara batalla abierta en las redes, los tres nominados tienen posibilidades de
ser expulsados.
La esencia de Gran
Hermano se va diluyendo por momentos, no me cansaré de decir que no me
gusta que se filtre información de
una forma tan descarada, ya sucedió en GH
14 y estuvimos ante los concursantes más precavidos de la historia, y estos
van por el mismo camino. El nominar constantemente a la cara, el conocer los porcentajes
de expulsión y que no se les respete ni la intimidad del confesionario porque
les introducen los vídeos en el momento más crítico les hace ser cautelosos y no
ellos mismos, como tanto se les pide, por eso una de las claves fundamentales
de este programa es el aislamiento,
para que actúen en cada momento como sientan sin dejarse influir por elementos
externos. Todo esto no quita que la gala fuese potente, sí, pero es un impacto
a corto plazo que transforma la convivencia en algo que no es Gran Hermano. Hacer este tipo de experimentos
en GH VIP no me parecería tan mal
porque, al fin y al cabo, los famosillos van resabiados de cara al espectáculo,
pero al Gran Hermano más puro no se le
deben quebrantar los cimientos que nos enamoran.
Raquel fue
expulsada por segunda vez, ante sus dos enemigas. Toda una satisfacción para
muchos y una sorpresa para ella que no esperaba que el guión de la película con
el que regresó en mente no funcionase. Cerca estuvo de irse
Marta, de hecho hubo
sorpasso pero más tarde volvió a dar el
vuelco, y es que los vídeos estuvieron muy desequilibrados, por si a
Mercedes le sigue asistiendo la duda.
Si se ponen vídeos en momentos tan críticos debería ponerse todo en la balanza,
pero no hubo ni rastro de los comentarios despreciativos de
Raquel diciendo que
Han no merecía ganar el concurso por
ser un
chino, gay, de bazar o toda
la información que ha filtrado a su antojo del exterior. Ayer
Mercedes dijo que estuvieron a punto de
sacarla pero al espectador en ningún momento se le informó de esto, y sobre
todo, quizás la advertencia llegó cuando ya no tenía mucho más que contar. Ni
siquiera se la penalizó con una nominación disciplinaria, como sí se hizo con
Pilarita por decirle a su hija
Saray un comentario sin demasiada
importancia que había hecho
Belén Ro
en un debate. Así también se diluye la esencia del formato, cuando
se consiente que los concursantes
atraviesen los límites y jueguen con las normas según les plazca.