10 nov 2015

Marta y Sofía son auténticas mientras otros concursantes hacen ficción

Esta edición de Gran Hermano se está caracterizando por la existencia de algunos concursantes que pasan desapercibidos, otros que teatralizan todos sus actos y tan sólo unos pocos que no tienen miedo a las cámaras y actúan como sienten sin pensar en la repercusión.

Muchas veces, cuando defiendo a Marta y a Sofía, me llegan comentarios recriminándome los fallos que han cometido en el concurso, sobre todo por Twitter (@HablamosdeTv). Realmente no es algo nuevo porque todos los años hay gente que coincide con mi opinión y gente que no lo hace, es lo más normal, pero hoy me apetece detenerme a explicar las razones por las que, tras ver la evolución que han hecho durante el reality, apoyo como firmes candidatas a llegar a la final a Marta y Sofía, y más esta semana en la que ambas están nominadas.

Cuando yo veo que un concursante se equivoca suelo decirlo pero también trato de entender las razones por las que está actuando de determinada manera. En el caso de Marta las primeras semanas de concurso no supe entenderla, la critiqué mucho por sus dramas, su histeria y por entrometerse en todas las discusiones, pero ahora puedo decir que veo en ella a una de las concursantes más auténticas de esta edición. Lo es porque no tiene miedo a las cámaras, se despreocupa por la imagen que está dando fuera, el público la abuchea y no veo en ella un cambio de actitud como sí he visto en otros concursantes, se involucra en discusiones ajenas porque no tolera las injusticias y en la convivencia están todos implicados, es dramática pero no sólo para llorar sino también para reír, lo vive todo intensamente como solemos pedirle que lo hagan a los concursantes de Gran Hermano, sin embargo, poco se le está aplaudiendo lo generosa que está siendo con la audiencia, al actuar con valentía, sin filtros y sin miedos al después de GH.

Por otro lado a Sofía se le puede criticar que sea una arrastrada, que trate de volver con Suso o que tontee con Ricky (probablemente para darle celos a Suso), pues hasta ella de sí misma reconoce que a veces ha tenido un comportamiento de niñata. Si Sofía volviese con Suso estaría alejándose peligrosamente del maletín que cada vez tiene más cerca pero le da igual. Es otra concursante real, vive como siente, dice lo que piensa y hace lo que quiere. Le da igual estar siendo grabada, no interpreta una versión mejorada de sí misma o un papel totalmente distinto a su personalidad por estrategia, por miedo a ser expulsada o por generar una repercusión mediática. Está siendo tal cual es con todas las consecuencias que eso puede implicar.

Últimamente se ha dicho de Sofía que no le ha dicho a Aritz las cosas a la cara y, que sin embargo, utiliza el confesionario para ponerlo a parir y, en definitiva, decir de él lo que muchos pensamos. Yo pienso que el confesionario está para desahogarse y compartir con la audiencia aspectos que no tienes por qué compartir dentro de la casa. Yo nunca he creído que sea necesario decirlo todo a la cara, creo que hacerlo sería, incluso, una falta de educación. Además, dentro de la casa Aritz está idolatrado, aunque poco a poco van descubriendo su verdadera cara, y enfrentarse a él sería una lucha que podría dejarla sola o una guerra en la que a ella no le apetezca entrar. Diferente sería que, por ejemplo, Sofía le pusiera buena cara a Raquel, trate de tener una amistad con ella después de todo lo que ha sucedido y fuese por las espaldas poniéndola a parir, eso sí sería ser falsa pero no es su comportamiento, todo lo contario. A Aritz ella le tiene un cariño y un respeto, se sintió dolida y traicionada cuando la nominó con tres puntos llamándola tamagochi, sin embargo, lo que ha dicho Sofía de él es que aún así no siente el querer nominarlo por el aprecio que le tiene. Más falsa me parece la postura de Aritz, que si la consideraba una amiga jamás se sentó a hablar con ella y a ponerle las cartas sobre la mesa, sino que como la ve una firme rival para ganar el concurso la ha despellejado en el confesionario y le dio la puñalada con una nominación cargada de odio.

Ay Aritz… ese concursante al que a veces le daría el maletín y otras veces desearía que fuese expulsado con el porcentaje más alto de la historia de Gran Hermano. La verdad es que cada vez me decepciona más y lo entiendo menos. No sabría si atreverme a decir que está haciendo un papel, lo que sí tengo claro es que cada movimiento que da lo tiene muy pensado, aunque cae en algún renuncio, porque sabe dónde está y tiene muy localizadas las cámaras, ya que en diversas ocasiones se ha dirigido directamente a ellas, por ejemplo, cuando quiso hacer ver que Vera era un bienqueda o cuando pidió la expulsión disciplinaria de Suso, por destacar dos momentos.

Nunca señalaré de forma negativa a un concursante por ser un estratega porque esto es un concurso y ellos tienen la obligación de intentar ganarlo, diferente es que no me guste la estrategia que está utilizando para llegar a cumplir el objetivo final. No me creo que Aritz jamás haya visto Gran Hermano porque sabe muy bien cuándo actuar y de qué forma ser más oportuno para llegar al público, e incluso conoce otros realities como Acapulco Shore. Su relación con Han no llegaré a entenderla, y he defendido que no hay que buscarle explicación porque entre ellos sí la comprenden, pero ha llegado a acusarlo en el confesionario de sobrepasarse, prometer que no volvería a dormir con él, para luego volver a hacerlo y comerle el cuello. Recuerdo que las primeras semanas de concurso fue tajante con Han y marcó distancia hasta que escuchó fuertes aplausos para ambos… no es por pensar mal, pero pienso. El acercamiento a Suso al ver que se ha salvado de varias nominaciones después de haber pedido su expulsión disciplinaria y la inquina que le tiene a Sofía por verla como una favorita han sido las gotas que han colmado el vaso. Si eres estratega juega abiertamente, comunícate con el público y haznos entender tu concurso, pero no nos vendas una bondad y una humildad que sólo juzgas tú, el que todo lo hace bien y el que tiene el poder de criticar y castigar sin cena a los demás como si el dueño todopoderoso de la casa fueses.

Y qué decir de Raquel que todo lo que hace parece estar guionizado. Suso la acompaña en este teatro pero he de decir que me lo creo más a él que a ella, porque aunque él se deje llevar muchas veces por actuar de forma que fuera se le vea como el protagonista de la edición para tener repercusión mediática y sacar rentabilidad económica de su paso por “este reality de mierda”, como él lo define, pero no lo veo tan artificial como  sí veo a Raquel. En Suso a veces veo verdad, una verdad que me repugna, pero muestra lo que piensa y se aprovecha de circunstancias irreales para alcanzar el protagonismo del que os hablo. Pero Raquel no está siendo ella misma, lo llegó a decir su propia madre en El Debate sin darse cuenta de que no le estaba haciendo ningún favor con esa afirmación. Puedo poner muchísimos ejemplos, pero no acabaría nunca, así que pondré dos que son polos opuestos. Desde su fingida sorpresa en el confesionario por “descubrir” cómo se ve la casa y sus compañeros por un plasma, como si ella no hubiese estado expulsada dos semanas viéndolo todo por televisión, a su fingido llanto en el que algún día le van a reventar los ojos de lo fuerte que se los estruja para conseguir sacar de ahí alguna lágrima sin éxito. Nada de Raquel es verdad, y si algo lo es no puedo creérmelo entre tanta mentira, por eso quiero que sea la próxima expulsada.

No veo Gran Hermano buscando ficción.

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