25 ene 2016

Julius debe ser expulsado frente a Lucía (y Belén)

Sorprendentemente los porcentajes que ayer se mostraron en El Debate nos hacen estar ante una expulsión muy reñida en la que podría pasar cualquier cosa, cuando yo esperaba que la decisión del público fuese contundente en contra de Julius. Hoy vengo a posicionarme, claramente, a favor de Lucía. El duelo está servido y debe ser ella quien despida a Julius en la sala de expulsiones. Y aunque Belén no esté nominada, también merece recibir este triunfo.

Lucía y Belén son dos concursantes que, a priori, parecía que complementarían la convivencia y, poco a poco, han conseguido posicionarse como claras protagonistas de esta edición. Mucho tendremos que agradecerles su presencia, ya que las personas que nos vendieron como los pesos pesados de este casting están dejando mucho que desear porque poco están aportando al concurso, véase el caso de Rosa Benito, Raquel Bollo o Sema, entre otros.

Lucía es una concursante que puede darnos grandes momentos, para mí ha sido un gran descubrimiento. Creo que pocas veces encontramos joyas como ellas y, si se queda, auguro que nos hará disfrutar porque es una mujer de raza, fiel a sus principios y sin miedos de remar contracorriente. Belén también me está sorprendiendo gratamente, y la unión de ambas me encanta. Si continúan en esta línea de comportamiento, sería fantástico ver cómo, semana tras semana, van venciendo a sus rivales en la sala de expulsiones. Tengo la esperanza puesta en ellas para que saquen adelante una edición bastante apagada y en la que muchos concursantes están decepcionando por las expectativas generadas con su presencia.

Julius utilizó su profesión para adueñarse de la cocina, por un lado es lógico que lo hiciese porque quién mejor que un cocinero profesional para administrar los alimentos, pero eso no le daba el derecho para erigirse como el capataz de la casa, tomar las decisiones sin someterlas a un consenso y no valorar la opinión de un grupo por encima de sus ideas.

Lucía y Belén han tenido el valor de no someterse ante el mandato de Julius y hacerle frente, sin seguir la cómoda situación de agazaparse en un sofá a ver pasar los días para evitar conflictos, nominaciones y aguantar semanas en el concurso para llevárselo calentito sin implicarse lo más mínimo, ni en el juego ni en la convivencia, como están haciendo muchos.

Julius también ha sido muy sibilino al escuchar una conversación que no le corresponde para ir con el cuento sobre lo que ahí se decía a Julián y a Rosa.  En esa convivencia donde el único entretenimiento es hablar, lo normal es que se comente de todo, sobre todo con tus más afines, pero lo que no es lógico es que escuches “accidentalmente” parte de una conversación y la utilices para hacer sangre a los que en teoría te abanderas de llamar amigos. Lo cual también es muy curioso porque señalan y critican la unión que pueda existir en el otro grupo pero su amistad sí tenemos que creerla como real… Se está jugando muy sucio y en ese juego se intenta manipular al espectador, por lo que el instigador debe ser expulsado para que no haya un gobernante que restringa la libertad de actuación en la casa y podamos ver movimientos que no se producen por su presencia.

Tenemos que empezar a apreciar la diferencia entre ser sincero y ser un maleducado. Lucía es sincera y Laura una maleducada. No se pueden confundir los conceptos, decirlo todo a la cara no es bueno y mucho menos insultar a quien se arme con el valor de no bailar al son que tú tocas, diciéndote cuatro verdades a la cara, tanto que se presume y exige sinceridad… parece que cuando se tiene no se encuentra salida, al no querer afrontar las verdades. Si a Laura le sentó mal que Lucía pudiese cuestionar su vida privada o su relación con su padre, pues debería haber previsto que no debía tocar ciertos temas dentro de la casa, ya no porque una compañera pudiese sentirse con el derecho de hablar de ellos sino porque ese derecho se lo ha otorgado a todos los espectadores. Si te arriesgas a jugar con tus dramas personales para producir reacciones favorables en el espectador, también te arriesgas a recibir respuestas, a ser cuestionada y criticada por todo el que está siguiendo el concurso, por haber metido su vida externa al concurso dentro de la casa, aspecto que a muchos no nos interesa que suceda porque frena las tramas de la propia convivencia pero que, inevitablemente, entran a formar parte de la misma y se hablará de ello.

Y no me quiero despedir hoy sin mencionar la tremenda decepción que he sentido con Julián Contreras. Lo he defendido mucho como concursante porque podía aportar una visión distinta del concurso y una educación de la que algunos carecen, pero después de ver sus últimos comportamientos lo sitúo en el punto de mira. Para mí, su comportamiento con Belén fue muy traicionero y manipulador, tratando de dirigir sus actos a su antojo y no valorando la amistad que han tenido durante tres años. Cuando Julius le fue con el cotilleo de lo que había escuchado, él respondía que los tres que estaban hablando no encendían juntos ni un led. Si Julián Contreras fuese fiel a sus amistades y confiase en ellas, hubiese parado los pies a Julius y hubiese ido a tener una conversación con Belén para aclarar la situación, con quien lleva años compartiendo una amistad y en la que debería confiar más que en un hombre al que conoce de apenas tres semanas. Por otro lado, pienso que Julián muchas veces actúa con prepotencia y desprecia intelectualmente a sus compañeros, basándose en su cultura e inteligencia. Muchas veces no hace falta utilizar insultos para faltar el respeto, y Julián está patinando, teniendo actitudes muy maleducadas.

La salida de Julius es necesaria para ver movimientos, desenmascarar a muchos concursantes, obligarles a tener una convivencia común y enviar un mensaje de apoyo a Lucía y Belén, las grandes revelaciones de esta edición que deben continuar juntas, haciendo frente común ante las injusticias que se están dando en esa casa y activando una convivencia bastante apagada.

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