22 ene 2016

GH VIP 4 cuenta con un casting decepcionante, una mecánica injusta y una convivencia aburrida

Últimamente me da la sensación de que me quejo demasiado al comentar el programa, aunque después, al leer vuestros mensajes, me consuela ver que muchos estáis en mi misma situación, incrédulos de ver  cómo poco a poco se está destruyendo un formato que con tanta pasión hemos vivido durante años. Si en GH 16 cayeron en muchos errores, en GH VIP 4 encontramos todas las claves de cómo ensuciar el nombre de un fantástico reality, Gran Hermano, ya que lo que están haciendo no es GH, ni es VIP.

Hace dos días os escribía un post explicando que GH VIP 4 me aburre, en el cual me reafirmo. Quizás fui demasiado generoso al decir que las galas eran dinámicas y te presentaban un interesante resumen sobre lo sucedido durante la semana, sin profundizar. Hoy os tengo que reconocer que ayer hice muchos esfuerzos por conseguir ver la gala hasta el final, ya que en varias ocasiones tuve la tentación de apagar la tele e irme a dormir. Para mí, como amante de Gran Hermano, porque podéis querer este programa tanto como yo pero tengo la seguridad de que no más que yo, es preocupante no tener interés por verlo, deseo querer devorar las horas de televisión y el #GHVIPDirecto pero cuando me pongo a verlo me deshincho porque, sinceramente, me parece un tostón. He llegado a la conclusión de que al tanto decir que Gran Hermano es un programa que sabe reinventarse, han olvidado la partícula “re”, y ahora dicen que Gran Hermano es un programa que saben inventarse, por lo que se inventan las normas, la mecánica y su sentido para presentarnos un reality que a mí me cabrea ver porque no es Gran Hermano, pero lo llaman así, al igual que los concursantes no son VIP, pero los llaman así.

Aunque, ojo, los datos de audiencia son buenos, quizás el público prefiera este invento… yo, desde luego no, y tampoco lo quiere casi el 80% de personas que votaron anoche en una encuesta que puse en mi Twitter (@HablamosdeTv), donde preguntaba si a la gente le gustaba la mecánica que se nos estaban presentando, y votaron por la opción de que es necesario un cambio ya. Entonces, lo de los datos de audiencia me lo explico un poco al pensar que quizás somos un poco masoquistas… sí, ya que aunque no me guste ver la destrucción que hacen del formato y no esté de acuerdo con la forma en la que llevan a cabo la mecánica, lo sigo viendo.

Ya que estoy hablando de la mecánica seguiré por esta línea y luego os cuento lo que pienso del casting y de la convivencia. Considero un error apostar por la continua separación de grupos en la prueba semanal, de forma que se evitan concesos y frentes comunes para luchar, lo que genera conflictos; considero un error que si se pierde la prueba les den un presupuesto mínimo para hacer la compra, ya que la pérdida de ésta no implica graves consecuencias; considero un error que si un solo equipo es el causante de perder la prueba semanal, todos los miembros de ese equipo sean penalizados sin la opción de nominar, de forma que para algunos de ellos eso se transforma en un privilegio, la audiencia no conoce las impresiones del grupo al completo y se presenta una palestra elegida por una injusta minoría; considero un error que las nominaciones se realicen en el confesionario y sean desveladas al grupo mediante calambrazos, en primer lugar porque el tema de electrocutar a los concursantes no me hace ninguna gracia, en segundo lugar porque sitúa en clara desventaja a los que nominan antes con respecto a los últimos, aunque ese orden lo decida la audiencia, haciendo variar el resultado final, y en tercer lugar porque se tapona el juego, la estrategia y el desarrollo de conflictos que implican el secreto de la nominación; considero un error que se proporcione a los concursantes información del exterior; y si hay algo de la mecánica que me quede por mencionar, también lo considero un error.

El casting me parece una de las mayores decepciones de la historia de este concurso. Me atrevería a decir que uno de los concursantes más prescindibles de la edición pasada, como podía ser Israel Lancho, en este grupo se convertiría en un regalo de Dios. Pocas veces he visto un grupo de concursantes tan precavidos, con miedo a mostrarse y buscando una dosis de protagonismo artificial, teniendo perfectamente ubicadas las cámaras, aprovechando los momentos de directo de una forma ridícula, olvidando la experiencia, la convivencia y haciendo el vídeo del día, casi que para cumplir con su contrato de concursante, en contra de lo que significa vivir Gran Hermano.

La convivencia es sumamente aburrida, pocas veces se puede destacar algo interesante de lo que sucede, hay que agarrarse a los dramas personales de los participantes para exprimir algún que otro vídeo para emitir, utilizando temas que no me interesan absolutamente nada como espectador. El problema está en que la audiencia ha valorado eso, dejando dentro de la casa a una concursante como Laura, que desde el primer día se ha encargado de llorar lo mal que lo ha pasado en su vida, lo infeliz que es su relación con su padre y lo duro que se le está haciendo la convivencia con su “hermanastro”; frente a Fran, un concursante que ha desestabilizado la convivencia, ha movido el juego de dentro y el espectáculo de fuera. Aunque desde ya dejo escrito que no me extrañaría nada que Laura se convirtiese en la ganadora de la edición, desde luego que espero equivocarme, pero es la que genera el contenido “Sálvame” y eso parece que es lo que vende en el VIP.

Espero que entre un concursante reserva que desmorone todos los planes de los concursantes, los desubique y nos ofrezca algo de realidad en esa casa, que los despierte. Si tenemos que confiar en los vídeos que puedan darnos Rosa Benito, Raquel Bollo, Liz, Sema, Laura y Javier mal vamos… Ayer mismo, Jordi González, al no volver a mencionar a Raquel al dar los nombres de los nominados le decía, entre bromas: “Es que sólo te veo los jueves”. Entre broma y broma, la verdad se asoma. Más claro el agua. Le falto añadir: “Es que sólo te veo los jueves, y porque tienes que nominar”.

Que yo tenga mi esperanza puesta para reactivar la edición en que entre un reserva y en que Lucía y Belén hagan frente común en contra de toda la casa es bastante penoso. Tengo la esperanza puesta en un concursante irreal, que aún desconozco si llegará a entrar, y en dos participantes que, de momento, han pasado bastante desapercibidas y empezaban a parecer más un complemento de esa convivencia que las protagonistas… pero así percibo GH VIP 4 y así se los estoy contando.

Los cambios son necesarios, espero que se escuche a la audiencia como tanto se presume, pero lo que más espero es que esta destrucción del formato no afecte a nuestro Gran Hermano. GH VIP 3 le hizo mucho daño a GH 16. Hay que separar, analizar, escuchar y ofrecernos GRAN HERMANO en estado puro, cuando llegue GH 17, edición en la que pongo mi ilusión de volver a vibrar con la casa más mágica de la tele, una casa que ha perdido brillo, al permitir que la pisen personas incapaces de entender el formato, personas que lo destruyen, y por tomar decisiones que atentan contra los cimientos básicos de GH, resquebrajándolos, ya que inventan, no reinventan.

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