Tras una semana de convivencia ha arrancado el concurso en toda regla en Gran Hermano 17. Cris y Laura abandonaron la casa al no ser los más votados por la audiencia
para convertirse en concursantes, Pol
fue el primero en obtener el acceso al Club
y los nominados de esta semana son Candelas, Meritxell, Miguel y Pablo.
Cuatro pesos pesados de la edición que ahora se deben exponer al juicio de los
espectadores. Y yo pienso que esta edición ganaría en realidad si nos deshacemos de uno de los mayores personajes creados que han entrado este año en la casa, Miguel Vilas.
La gala comenzó sin darnos mucho tiempo a reaccionar cuando
ya nos encontramos con Laura y Meritxell
en la sala de expulsiones para escuchar la mítica frase de: “La
audiencia ha decidido que debe abandonar la casa…” por boca de Jorge Javier, del que sólo quiero decir
que anoche estuvo correcto, sin más.
Prometo que estoy haciendo un esfuerzo enorme por asimilar su presencia como
presentador de Gran Hermano y tratar
de acostumbrarme. Echo mucho de menos a La
Milá, porque La Milá es mucha Milá, pero quiero disfrutar de Gran Hermano 17. Me cuesta hacerlo con Jorge Javier, que constantemente me
saca del ritmo del programa porque da la sensación continua de que esté
presentando un anuncio de la teletienda, pero podría ser peor, por lo que agradezco el esfuerzo por intentar respetar
el formato.
Laura y Cris tuvieron
que abandonar la casa, aunque hay que matizar que la audiencia no ha decidido
expulsarlos a ellos sino que lo que se ha votado ha sido convertir a Meritxell y Fernando en concursantes
oficiales. Sí, soy tiquismiquis, lo reconozco. Pero las cosas por su
nombre. Igual que considero que si Laura
y Cris se consideran aspirantes
no deberían optar a tener la vida extra,
la cual hubiese preferido que saliese anoche que se efectuó una salida gratuita
de la casa, el concurso no está muy avanzado y no es un beneficio que obtuviese
un aspirante que no la merezca. Por otro lado, no tuvieron entrevista ni despedida con la casa. A los que digan
que no la tuvieron, precisamente, por ser aspirantes
quiero recordarles cómo otros aspirantes de la historia del reality sí han
tenido entrevista, incluso han sido repescados. Véase GH 10 que todos debían luchar por ser concursantes oficiales,
excepto Gema y Carlos, y lo obtenían
pasando de la casa 1 a la casa 10. Germán,
Eva, Raquel, Ana y Li tuvieron su entrevista y Ana Toro fue repescada. Cierto es que no tuvieron despedida, pero
para evitar que el grupo supiese quién continuaba en competición. Un año más
tarde, sucedió lo mismo con Carol Lavín,
aspirante expulsada por sus propios compañeros (o no elegida para continuar) y
gozó con los privilegios de un concursante de pleno derecho, facilitándole
también la opción a la repesca. Yo
pienso que Laura y Cris, a pesar de
su corto paso por la casa, tenían explicaciones necesarias que dar pero no fue
así. Yo compro que sean aspirantes, pero para todo.
Más tarde entró Terelu
en la casa para dejar en el fregadero una caja con bolas de colores
que iban a ser parte de la prueba para obtener el acceso al Club. Tengo que decir que la idea del
desarrollo de la prueba no me hizo mucha
gracia porque se trata de una prueba en la que el grupo debe ir vetándole el acceso a sus compañeros,
con lo cual se mueven por términos de afinidad y no tanto por méritos propios de ganarla, valor que
ya se pone en juego durante las nominaciones. Aunque también es cierto que
influyen otros factores en el desarrollo de la prueba, como la rapidez para depositar las bolas. Por
otro lado, creo que las bolas no deberían estar concentradas en un punto de la
casa porque no da mucha ventaja ser el primero en descubrirlas, que en este
caso fue Candelas después de una
ardua búsqueda, sino que podrían repartir las pelotitas por las diferentes
estancias para sumar al juego esa
importancia de la búsqueda de ellas sin que implique que cuando alguien
encuentre el tesoro todos corran despavoridos a por él. En ese caso irían
logrando recompensas individuales de las que no podrían aprovecharse el resto
del grupo. Era la primera vez que se hacía y es normal que hubiese lagunas en su desarrollo, de hecho,
aunque El Súper trató de aplicar el
mayor rigor posible, se coló una bolita de Adara
cuando ya había sido descalificada, por ello, el próximo domingo en El Debate se realizará un nuevo juego
en el que otro concursante más tendrá acceso al Club junto a Pol,
ganador de la primera prueba.
La entrada al Club
no es una inmunidad pero sí una ventaja clara. Habrá unos que sepan
aprovecharla mejor que otros. Obviamente, prefiero que accedan a él concursantes
a los que estoy brindando mi apoyo, pero tampoco me preocupa porque igual que
se entra al Club supongo que podrán salir. Ayer Pol prefirió lavarse las manos y no usar su poder para sacar de la
lista de nominados a su gran amigo Miguel.
Quizás fue mucho más estratega de lo que podamos pensar y prefirió mantener la palestra
como estaba porque así se asegura la pérdida de un rival fuerte: Candelas, Meritxell, Miguel o Pablo.
Gran Hermano
estuvo muy bien al tomar la decisión de realizar las tradicionales nominaciones
de 3, 2 y 1 punto, lo cual descolocó
a los participantes porque pensaban que sólo debían votar con 2 y 1 punto, pues así lo habían leído
en el manual de la casa. Aunque Gran
Hermano siempre se reserva el derecho de variar el método de repartir los
puntos, incluso cada semana puede ser distinto si lo desean. Siempre ha sido
así.
En este caso, quiero que el expulsado sea Miguel. Lo que menos me gusta de un concursante es
que sea un personaje irreal que se
haya preparado unas pautas para vivir dentro del concurso que causen una
repercusión mediática. De Miguel no
me creo nada, ni a su defensora de plató que ayer se sumaba a su teatro al
llorar sin lágrimas. Quiero seguir descubriendo el juego y el carácter de los pocos concursantes que han decidido vivir
Gran Hermano y no aprovecharse de Gran Hermano, y entre los pocos que lo viven
se encuentran Meritxell, Pablo y
Candelas.
No me valen los argumentos del tipo: “Después no nos quejemos de que la
casa está llena de muebles si expulsamos a Miguel”. No me vale porque
los cuatro nominados han tenido unos índices importantes de protagonismo en la
primera semana. La responsabilidad
de la pérdida de uno de ellos, en este caso, no es del espectador sino de los concursantes que no han querido votar a
los personajes más irrelevantes de esa convivencia. Por lo que con esta
palestra por delante, prefiero premiar
el concurso sobre el teatro.
Es cierto que Miguel
ha explosionado la convivencia pero también lo es que sus cartas están ya
bastante al descubierto y su permanencia en Gran Hermano nos va a impedir conocer más al resto. Otra cosa que
está clara es que el cara a cara entre Miguel
y Pablo está servido, después de los enfrentamientos que han tenido esta
semana y, probablemente, los que estén por venir durante la de la nominación.
Y, ante todo, quiero a Pablo dentro
del programa porque es un gran concursante, con todas las letras. Está viviendo
el reality, se implica, opina, siente, llora, ríe, observa, piensa, discute,
desenmascara y juega. Y es necesario que siga haciéndolo porque es lo más
parecido a Gran Hermano que podemos encontrar entre tanta irrealidad.
Cierto es que no iría a por Miguel si la palestra fuese otra, como digo en esa casa hay mucha irrealidad, muchas ansias de
protagonismo y muchos personajes creados. Bea
y Adara tienen obsesión por hacer
vídeos y, el otro día, Bea
llegaba a asegurar que el juego que habían creado era lo que más juego estaba
dando fuera, aparte de las discusiones. Después, el resumen semanal de Bea fue ver cómo mataba a una araña y
cómo se ponía las extensiones. Interesante donde los haya. Por su parte, Adara recibió un abucheo que no
esperaba, lo que le va a hacer pensar que fuera no estamos comprando su papel de mártir y utilizada por Rodrigo
cuando es ella la que está jugando con dos chicos de forma simultánea. Por
cierto, ayer Jorge Javier comentó
que si lo de Adara lo hiciese un
chico no estaría mal visto. Esto ya se ha visto en Gran Hermano y al chico lo
hemos puesto de machista para arriba. Está
muy mal hecho por parte de cualquier persona.
Otros a los que me urgía ver fuera del programa antes que a Miguel es a “los torpedos”, pero tampoco están nominados. Principalmente al
cabecilla, Álvaro, que cada vez que
abre la boca es para hacer un comentario más que desafortunado. No menos culpa
tienen Pol y Rodrigo, que le siguen
la corriente en todo lo que diga o haga. Fuera hay mucha gente ofendida por su
lamentable forma de dirigirse a las personas y a los animales. Lo más recurrido
es referirse a las mujeres como “hembras”,
llegando a plantear a Pol la
pregunta de si habría dejado a una hembra abandonada en un descampado después
de hacer el amor. Algo que a ambos les hizo mucha gracia comentar. Pero la ristra
de comentarios es mucho más amplia, sus lindezas no tienen freno y las redes
sociales arden. Nagore, cuidado, que
este chico te quita el record de porcentaje de expulsión. Y más si tarda en salir
nominado porque ayer obtuvo cero votos y lo vamos a coger con ganas.
Para acabar quiero destacar que anoche Meritxell estuvo muy bien enfrentando a Fernando, claro culpable de su nominación. Meritxell ha salido nominada con 12 puntos, lo que ha producido que esté empatada con Miguel y con Pablo. Si Fernando no la
hubiese nominado con un punto, tendría 11 y no estaría expuesta.
Fernando se acercó a ella para
decirle que la había nominado porque pensaba que no iba a salir nominada, pero
ella no aceptó esas justificaciones. Si tú no quieres que una persona salga
nominada no te arriesgas a darle tus puntos, pero este chico también tiene muy
estudiado el comportamiento que quiere tener dentro del concurso y su actitud de bienqueda le hace quedar
fatal.
Por todo lo expuesto, para vivir un Gran Hermano más auténtico y para no darle el gusto al
grupo de expulsar a uno de los concursantes que han nominado en bloque (Candelas, Pablo y Meritxell) el expulsado
debe ser Miguel.
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