16 sept 2016

GH 17 ganaría en realidad con la expulsión de Miguel

Tras una semana de convivencia ha arrancado el concurso en toda regla en Gran Hermano 17. Cris y Laura abandonaron la casa al no ser los más votados por la audiencia para convertirse en concursantes, Pol fue el primero en obtener el acceso al Club y los nominados de esta semana son Candelas, Meritxell, Miguel y Pablo. Cuatro pesos pesados de la edición que ahora se deben exponer al juicio de los espectadores. Y yo pienso que esta edición ganaría en realidad si nos deshacemos de uno de los mayores personajes creados que han entrado este año en la casa, Miguel Vilas.

La gala comenzó sin darnos mucho tiempo a reaccionar cuando ya nos encontramos con Laura y Meritxell en la sala de expulsiones para escuchar la mítica frase de: “La audiencia ha decidido que debe abandonar la casa…” por boca de Jorge Javier, del que sólo quiero decir que anoche estuvo correcto, sin más. Prometo que estoy haciendo un esfuerzo enorme por asimilar su presencia como presentador de Gran Hermano y tratar de acostumbrarme. Echo mucho de menos a La Milá, porque La Milá es mucha Milá, pero quiero disfrutar de Gran Hermano 17. Me cuesta hacerlo con Jorge Javier, que constantemente me saca del ritmo del programa porque da la sensación continua de que esté presentando un anuncio de la teletienda, pero podría ser peor, por lo que agradezco el esfuerzo por intentar respetar el formato.

Laura y Cris tuvieron que abandonar la casa, aunque hay que matizar que la audiencia no ha decidido expulsarlos a ellos sino que lo que se ha votado ha sido convertir a Meritxell y Fernando en concursantes oficiales. Sí, soy tiquismiquis, lo reconozco. Pero las cosas por su nombre. Igual que considero que si Laura y Cris se consideran aspirantes no deberían optar a tener la vida extra, la cual hubiese preferido que saliese anoche que se efectuó una salida gratuita de la casa, el concurso no está muy avanzado y no es un beneficio que obtuviese un aspirante que no la merezca. Por otro lado, no tuvieron entrevista ni despedida con la casa. A los que digan que no la tuvieron, precisamente, por ser aspirantes quiero recordarles cómo otros aspirantes de la historia del reality sí han tenido entrevista, incluso han sido repescados. Véase GH 10 que todos debían luchar por ser concursantes oficiales, excepto Gema y Carlos, y lo obtenían pasando de la casa 1 a la casa 10. Germán, Eva, Raquel, Ana y Li tuvieron su entrevista y Ana Toro fue repescada. Cierto es que no tuvieron despedida, pero para evitar que el grupo supiese quién continuaba en competición. Un año más tarde, sucedió lo mismo con Carol Lavín, aspirante expulsada por sus propios compañeros (o no elegida para continuar) y gozó con los privilegios de un concursante de pleno derecho, facilitándole también la opción a la repesca. Yo pienso que Laura y Cris, a pesar de su corto paso por la casa, tenían explicaciones necesarias que dar pero no fue así. Yo compro que sean aspirantes, pero para todo.
Más tarde entró Terelu en la casa para dejar en el fregadero una caja con bolas de colores que iban a ser parte de la prueba para obtener el acceso al Club. Tengo que decir que la idea del desarrollo de la prueba no me hizo mucha gracia porque se trata de una prueba en la que el grupo debe ir vetándole el acceso a sus compañeros, con lo cual se mueven por términos de afinidad y no tanto por méritos propios de ganarla, valor que ya se pone en juego durante las nominaciones. Aunque también es cierto que influyen otros factores en el desarrollo de la prueba, como la rapidez para depositar las bolas. Por otro lado, creo que las bolas no deberían estar concentradas en un punto de la casa porque no da mucha ventaja ser el primero en descubrirlas, que en este caso fue Candelas después de una ardua búsqueda, sino que podrían repartir las pelotitas por las diferentes estancias para sumar al juego esa importancia de la búsqueda de ellas sin que implique que cuando alguien encuentre el tesoro todos corran despavoridos a por él. En ese caso irían logrando recompensas individuales de las que no podrían aprovecharse el resto del grupo. Era la primera vez que se hacía y es normal que hubiese lagunas en su desarrollo, de hecho, aunque El Súper trató de aplicar el mayor rigor posible, se coló una bolita de Adara cuando ya había sido descalificada, por ello, el próximo domingo en El Debate se realizará un nuevo juego en el que otro concursante más tendrá acceso al Club junto a Pol, ganador de la primera prueba.

La entrada al Club no es una inmunidad pero sí una ventaja clara. Habrá unos que sepan aprovecharla mejor que otros. Obviamente, prefiero que accedan a él concursantes a los que estoy brindando mi apoyo, pero tampoco me preocupa porque igual que se entra al Club supongo que podrán salir. Ayer Pol prefirió lavarse las manos y no usar su poder para sacar de la lista de nominados a su gran amigo Miguel. Quizás fue mucho más estratega de lo que podamos pensar y prefirió mantener la palestra como estaba porque así se asegura la pérdida de un rival fuerte: Candelas, Meritxell, Miguel o Pablo.

Gran Hermano estuvo muy bien al tomar la decisión de realizar las tradicionales nominaciones de 3, 2 y 1 punto, lo cual descolocó a los participantes porque pensaban que sólo debían votar con 2 y 1 punto, pues así lo habían leído en el manual de la casa. Aunque Gran Hermano siempre se reserva el derecho de variar el método de repartir los puntos, incluso cada semana puede ser distinto si lo desean. Siempre ha sido así.

En este caso, quiero que el expulsado sea Miguel. Lo que menos me gusta de un concursante es que sea un personaje irreal que se haya preparado unas pautas para vivir dentro del concurso que causen una repercusión mediática. De Miguel no me creo nada, ni a su defensora de plató que ayer se sumaba a su teatro al llorar sin lágrimas. Quiero seguir descubriendo el juego y el carácter de los pocos concursantes que han decidido vivir Gran Hermano y no aprovecharse de Gran Hermano, y entre los pocos que lo viven se encuentran Meritxell, Pablo y Candelas.

No me valen los argumentos del tipo: “Después no nos quejemos de que la casa está llena de muebles si expulsamos a Miguel”. No me vale porque los cuatro nominados han tenido unos índices importantes de protagonismo en la primera semana. La responsabilidad de la pérdida de uno de ellos, en este caso, no es del espectador sino de los concursantes que no han querido votar a los personajes más irrelevantes de esa convivencia. Por lo que con esta palestra por delante, prefiero premiar el concurso sobre el teatro.

Es cierto que Miguel ha explosionado la convivencia pero también lo es que sus cartas están ya bastante al descubierto y su permanencia en Gran Hermano nos va a impedir conocer más al resto. Otra cosa que está clara es que el cara a cara entre Miguel y Pablo está servido, después de los enfrentamientos que han tenido esta semana y, probablemente, los que estén por venir durante la de la nominación. Y, ante todo, quiero a Pablo dentro del programa porque es un gran concursante, con todas las letras. Está viviendo el reality, se implica, opina, siente, llora, ríe, observa, piensa, discute, desenmascara y juega. Y es necesario que siga haciéndolo porque es lo más parecido a Gran Hermano que podemos encontrar entre tanta irrealidad.

Cierto es que no iría a por Miguel si la palestra fuese otra, como digo en esa casa hay mucha irrealidad, muchas ansias de protagonismo y muchos personajes creados. Bea y Adara tienen obsesión por hacer vídeos y, el otro día, Bea llegaba a asegurar que el juego que habían creado era lo que más juego estaba dando fuera, aparte de las discusiones. Después, el resumen semanal de Bea fue ver cómo mataba a una araña y cómo se ponía las extensiones. Interesante donde los haya. Por su parte, Adara recibió un abucheo que no esperaba, lo que le va a hacer pensar que fuera no estamos comprando su papel de mártir y utilizada por Rodrigo cuando es ella la que está jugando con dos chicos de forma simultánea. Por cierto, ayer Jorge Javier comentó que si lo de Adara lo hiciese un chico no estaría mal visto. Esto ya se ha visto en Gran Hermano y al chico lo hemos puesto de machista para arriba. Está muy mal hecho por parte de cualquier persona.

Otros a los que me urgía ver fuera del programa antes que a Miguel es a “los torpedos”, pero tampoco están nominados. Principalmente al cabecilla, Álvaro, que cada vez que abre la boca es para hacer un comentario más que desafortunado. No menos culpa tienen Pol y Rodrigo, que le siguen la corriente en todo lo que diga o haga. Fuera hay mucha gente ofendida por su lamentable forma de dirigirse a las personas y a los animales. Lo más recurrido es referirse a las mujeres como “hembras”, llegando a plantear a Pol la pregunta de si habría dejado a una hembra abandonada en un descampado después de hacer el amor. Algo que a ambos les hizo mucha gracia comentar. Pero la ristra de comentarios es mucho más amplia, sus lindezas no tienen freno y las redes sociales arden. Nagore, cuidado, que este chico te quita el record de porcentaje de expulsión. Y más si tarda en salir nominado porque ayer obtuvo cero votos y lo vamos a coger con ganas.

Para acabar quiero destacar que anoche Meritxell estuvo muy bien enfrentando a Fernando, claro culpable de su nominación. Meritxell ha salido nominada con 12 puntos, lo que ha producido que esté empatada con Miguel y con Pablo. Si Fernando no la hubiese nominado con un punto, tendría 11 y no estaría expuesta. Fernando se acercó a ella para decirle que la había nominado porque pensaba que no iba a salir nominada, pero ella no aceptó esas justificaciones. Si tú no quieres que una persona salga nominada no te arriesgas a darle tus puntos, pero este chico también tiene muy estudiado el comportamiento que quiere tener dentro del concurso y su actitud de bienqueda le hace quedar fatal.

Por todo lo expuesto, para vivir un Gran Hermano más auténtico y para no darle el gusto al grupo de expulsar a uno de los concursantes que han nominado en bloque (Candelas, Pablo y Meritxell) el expulsado debe ser Miguel.

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