Apenas faltan unas horas
para conocer el nombre del ganador o
ganadora de la tercera edición de Gran Hermano VIP. En la casa
están con los preparativos de la final, una peluquera los está poniendo guapos y los nervios aumentan conforme pasan las horas. La semifinal volvió a
conseguirlo: un reality show que lleva funcionando
15 años sigue reinventándose.
Los concursantes se distraían viendo una película en el confesionario sin saber
lo que les deparaba el futuro inmediato. Una expulsión súbita, como la que vivimos con Paco, en la primera expulsión de GH 15, tuvo que enfrentar Fede.
Las reacciones fueron maravillosas, disfruté viendo las caras de perplejidad, sobre todo la del ex tronista que no asumía que el público hubiese decidido sacarlo,
al fin, de la casa.

Su entrevista fue
demasiado larga para sus méritos dentro del concurso, pero había que ocupar
el tiempo en algo. En otra gala donde hubiese habido nominaciones y otros acontecimientos,
bien podríamos habernos hecho un Berta,
prescindiendo de ella. De hecho, la
entrevista comenzó sin él en plató y dando Ares explicaciones. En los vídeos ésta e Ylenia fueron más protagonistas que el propio Fede.
Mucho más interesante y emocionante fue el meeting final, donde los concursantes
pasaron por orden alfabético por la sala de pruebas para dar su último
discurso. Allí comenzaban a argumentar el por
qué merecían ganar el programa para que cuando menos se lo esperaran cayese
un telón y encontraran ante ellos a
sus seres queridos, quienes les dieron un último aliento de ánimo. Tras esto, tuvieron unos encuentros más privados:
Aguasantas con su padre, Belén con su
madre y Coman con su hermana, quien le ha criado.

Bajo mi punto de vista, Aguasantas
merece convertirse esta noche en la ganadora
indiscutible de GH VIP. El pasado domingo os dejé las razones por las que ella debía alzarse con la vitoria, y no otro
concursante. Podéis leerlo pinchando aquí.
Al contrario que Aguasantas, Belén también lloró, pero de pena, culpabilidad e impotencia. No
supo disfrutar la sorpresa, no supo agradecer el esfuerzo de sus familiares y
amigos y volvió a mirar simplemente por su burbuja.
Las mejores amigas de Belén les dieron un mensaje de ánimo, después
se abrazaba a su madre quien le contaba cómo estaba la familia, sobre todo su
hija Andrea, pero ella lloraba
desconsolada pidiendo perdón por su
comportamiento, además de exigir la presencia de Toño y “El Míguel”,
quienes no participaron en la sorpresa de ayer. A Belén le daba igual que su novio hubiese tenido dos exámenes en el
día, que trabajase y que prefiera no aparecer en televisión, volvía a mirar por ella como centro del
universo sobre la que tienen que girar los demás y lloraba porque no todo hubiese sido a su antojo. Incluso, amenazaba
con que si no va “El Míguel” esta
noche a plató no sigue con la entrevista.

Coman, por su
parte, sigue creyéndose el hijo de
Euskadi al que El Pueblo ha recogido. Escucharle hablar cada vez me da más pereza, aunque no dejo de pensar que
sus vivencias le han hecho ponerse una
máscara, vender su fortaleza y no
exteriorizar en demasía sus sentimientos.

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